Una investigación abre las puertas a una posible vacuna contra la brucelosis

  • Un trabajo de la Universidad de Navarra, reconocido en la V Conferencia Internacional sobre Investigación en Brucelosis, en la categoría de inmunología, abre las puertas a una posible vacuna que proporcione mayor inmunidad frente a esta enfermedad que los animales domésticos transmiten al hombre.

Pamplona, 10 dic.- Un trabajo de la Universidad de Navarra, reconocido en la V Conferencia Internacional sobre Investigación en Brucelosis, en la categoría de inmunología, abre las puertas a una posible vacuna que proporcione mayor inmunidad frente a esta enfermedad que los animales domésticos transmiten al hombre.

Se trata de un póster científico presentado por la investigadora Raquel Conde, que describe la importancia del núcleo del lipopolisacárido o LPS, una estructura importante de la membrana de las bacterias, en la virulencia de Brucella, según ha informado en un comunicado el centro académico.

Según su responsable, el trabajo "demuestra por primera vez la importancia de esta sección de la molécula en la respuesta inmune frente a este patógeno".

Este proyecto del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra abre las puertas a una posible vacuna que proporcione mayor inmunidad frente a la brucelosis, según dicha fuente, que ha explicado que la bacteria que la produce se caracteriza por ser "silenciosa", ya que es difícilmente detectada por el sistema inmune.

"Hemos construido un mutante que carece de una porción de núcleo del LPS. Estimula las células dendríticas e induce mayores niveles de citoquinas, con lo que mejora la respuesta inmune. Por ello podría ser una vacuna efectiva o mejorar las vacunas ya existentes. En nuestro laboratorio ya se están desarrollando experimentos en esta línea", ha comentado Raquel Conde.

Para esta científica, el trabajo tiene importancia desde dos puntos de vista: el básico, por ayudar a entender la patogenicidad de Brucella, y el aplicado, por ayudar a conseguir vacunas más efectivas.

La investigación comenzó hace más de 5 años en el departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y se ha coordinado con otros grupos de distintas nacionalidades (Francia, Alemania, Eslovenia y Costa Rica).

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