A Jillian Thomas, una niña de ocho años, jamás se le va olvidar la dolorosa lección aprendida en el parque acuático Sea World de Florida. Los delfines no son tiburones, pero también muerden cuando tienen hambre. Otra lección que no se le va a olvidar es que cuando alimente a un animal salvaje (o doméstico) conviene estar siempre alerta.
El suceso ocurrió en un conocidísimo parque acuático estadounidense, según ha contado el Daily Mail. Jaime Thomas grababa en vídeo a su hija Jill mientras daba pescaditos a los delfines. Una bella imagen para un vídeo casero... hasta que un delfín quiso llevarse todos los peces.
La niña se distrajo y dejó al alcance del mamífero la bandeja con los pescados. El delfín no se lo pensó dos veces y saltó a por la comida, con la mala suerte para la niña de que le pilló el brazo.
Los padres no van a demandar a Sea World porque las heridas de la niña no revistieron gravedad, pero sí quieren que los responsables del parque avisen a las familias de que los animales no son tan amigables como imaginan.
La madre, Amy Thomas, explicó a la prensa que habría tenido más cuidado de haber sabido que los delfines podían morder. "Me sentía a salvo, todo el mundo imagina a los delfines sonriendo, no como animales que van mordiendo. Olvidas que son animales salvajes", dijo.
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