Una voluntaria en Lesbos relata la hazaña de alimentar a 4.000 personas cada día

    • Sara Polo, voluntaria de Save The Children, en la isla griega de Lesbos, explica a lainformación.com la rutina de todos los que asisten a los personas que llegan a la costa griega.
    • "Basta con acercarte a ellos, saludarles y decir "fútbol" y enseguida ves cómo se les ilumina la cara y te dan la mano, después de eso no se quieren separar de ti en todo el día", relata la joven periodista.
Fila de migrantes llegados a Lesbos que esperan su ración de comida
Fila de migrantes llegados a Lesbos que esperan su ración de comida

Sara Polo, de 24 años, lleva cuatro semanas colaborando como voluntaria con la organización Save The Children en la isla griega de Lesbos, a escasos kilómetros de la costa de Turquía.

La joven periodista y politóloga, natural de Vitoria-Gasteiz, relata a lainformacion.com la dureza de la situación que se vive en la isla griega. "He visto a algunas de mis compañeras derrumbarse emocionalmente tras un día duro, de hecho nos derrumbamos todas juntas en un par de ocasiones". Sara asegura que es inevitable que la situación te supere en algún momento.

"Ves tristeza, injusticia, dolor y caos pero, sobre todo, he visto fuerza, superación y valentía, así que enseguida transformas esa impotencia emocional en la misma fuerza que ves en sus ojos y al día siguiente te vuelves a levantar y acudes de nuevo al campo, con una sonrisa bien grande en la cara, porque si ellos pueden,¿Cómo no vas a poder tú? No puedes dejarles, quieres estar ahí para ello", relata la voluntaria.

¿Por qué decidiste ir allí?

Antes de venir aquí yo ya colaboraba como voluntaria con Save The Children en mi ciudad, Vitoria-Gasteiz, y a finales de diciembre nos plantearon la oportunidad, desde la sede de Save The Children España, de colaborar en la respuesta que la ONG estaba dando en Grecia a la crisis de refugiados y migrantes. Enseguida preparé todo lo necesario y postulé entusiasmada, porque para mí era la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de esta crisis en uno de los puntos más importantes, como es la llegada de todas estas personas a Europa.

Cada día vemos en el telediario a esas personas, personas que son presentadas como números, cifras, porcentajes y estadísticas, pero son muchos más que eso, son familias, madres buscando un futuro para sus hijos, madres que tras perder varios hijos en bombardeos deciden jugarse la vida para salvar a los que les quedan. Por eso decidí ir a Lesbos, porque quería estar ahí, escucharles, darles un abrazo o un abrigo, lo que sea que necesiten porque son personas, como tú y yo, que sólo buscan sobrevivir.

¿Cuál es vuestra labor?

Mi labor se centra en los campos de refugiados de MORIA y Kara Tepe, concretamente en los Child Friendly Space (CFS) (espacios amigables para la infancia, en español) que Save The Children tiene en estos campamentos. Se trata de un espacio donde los niños puedan jugar, reír, bailar... etc, y desconectar así de la tragedia que están viviendo. Mi tarea aquí, al igual que la de mis compañeros, es proporcionarles a estos niños la seguridad y confianza que necesitan para sentirse cómodos en este área, y animarles a jugar, hacerles reír, enseñarles canciones, bailes, prestarles toda la atención que necesiten.

En definitiva se trata de darles la oportunidad de volver a ser "sólo niños", porque mientras están con nosotros no son refugiados, ni migrantes, ni siquiera son sirios, afganos o iraquíes, son sólo niños, niños alegres cantando y saltando, niños que por un momento olvidan que no están en casa, y que durante ese rato dejan de preguntarse por qué están haciendo este "viaje".

Es un lugar mágico porque entre todos conseguimos crear una burbuja en medio del caos donde los niños son simplemente niños, y no hay guerras ni fronteras. Cada vez que siento esa magia me doy cuenta de que tengo el trabajo más bonito dentro de esta crisis.

Paralelamente colaboro en las tareas de distribución de comida y de otros artículos como ropa de abrigo, calzado, etc. que lleva a cabo Save The Children en los campos mencionados. Además, la organización cuenta con otro espacio de vital importancia, el Área para Mamás y Bebés, que se presta como una zona segura, confortable, e íntima donde se invita a las madres a que acudan con sus bebés para darles el pecho, cambiarles, y al mismo tiempo poder entregarles pañales, buzos de nieve para bebés, kits de higiene, y todo lo que puedan necesitar.

Por último, otra de mis funciones dentro de los campos es la de informar a las personas en tránsito sobre los servicios de Save The Children, identificar los casos más vulnerables con necesidades como ropa de abrigo, atención médica, etc, e invitarlas a acudir a nuestros espacios para ayudarles en todo lo que esté en nuestras manos. Te puedes imaginar que sin hablar su idioma esta tarea en concreto resulta bastante complicada al principio, pero sorprende todo lo que se puede comunicar sin tener ningún idioma en común. Por ejemplo, para invitar a los niños a venir a jugar a nuestro espacio, basta con acercarte a ellos, saludarles y decir "fútbol" y enseguida ves cómo se les ilumina la cara y te dan la mano, después de eso no se quieren separar de ti en todo el día.

¿Cómo es vuestro día a día?

Somos cinco voluntarias de Save The Children en la isla, y además de trabajar juntas compartimos casa en un pueblo cerca del campo de MORIA, con lo que ahí es donde empieza y acaba nuestro día. Nos levantamos sobre las 8:30. El vestirnos por lo general supone abrigarnos muy muy bien, con varias capas de ropa térmica y el forro polar y el chaleco de Save The Children.

Solemos empezar la jornada en el campo de Moria, a las 10:00 de la mañana, donde se concentra el mayor flujo de gente y por lo tanto de trabajo, dado que es el único lugar de la isla donde se realiza el registro de llegadas, requisito indispensable para poder "continuar el viaje".

Dentro del campo nuestro día es estar con los niños, jugar con ellos, apoyar en el Espacio para Mamás y Bebés cuando sea necesario y de vez en cuando recorrer el campo en busca de niños, mamás, bebés, y casos a los que podamos ayudar. El día se para por un momento a las 13:30 cuando la furgoneta del catering entra en el campo y toca distribuir la comida. No es una tarea fácil cuando tienes una fila de más de 4.000 personas entre ellos jóvenes, niños, mamás con bebés en brazos, gente mayor, enfermos, etc., pero son muy educados y agradecidos, incluso cuando las raciones no son suficientes para la cantidad de personas que hay ese día en el campo, cosa que por suerte ocurre muy pocas veces.

Y cuando todos acaban de comer, vuelve a ponerse en marcha todo, colas de gente esperando ropa, familias desorientadas buscando alguien que hable su idioma y les explique dónde están y cómo funciona el campo, niños que en lugar de echar siesta corren de nuevo a nuestro espacio para volver a cantar la misma canción o volver a jugar al mismo juego que les enseñaste a la mañana. Y a eso de las 4:30 nos toca empezar a recoger y limpiar, porque una vez cae el sol (sobre las 5 de la tarde en invierno) nuestro día en el campo ha terminado.

Unos días son más duros que otros, pero siempre es difícil marcharse, por muy cansada que estés, cuando tienes a todos los niños abrazándote y sonriendo mientras les dices "fardo" ("hasta mañana" en persa).

¿Cuántos integrantes conformáis el equipo?

Juntando a los compañeros de ambos campos, somos cinco voluntarios internacionales, nueve profesionales locales, y un coordinador por cada campamento, a los que hay que sumar el personal de Praxsis, la ONG griega con la que colabora Save The Children en las islas, y que cuenta con personal de apoyo psicológicos, traductores, y otros profesionales. Por otro lado, en Lesbos se encuentra actualmente la oficina principal de Save The Children en Grecia, que cuenta con personal de finanzas, de comunicación, de protección infantil, de logística y de dirección, entre otros.

¿Cuál es el mayor problema de los refugiados?

Problemáticas hay muchas en esta crisis, yo sólo te puedo hablar de aquellas con las que me he encontrado durante este mes en Lesbos. Para empezar el principal problema es la forma en la que llegan a la isla, es decir, atravesando el mar desde la costa turca en esas lanchas sobrecargadas, medio rotas, con motores que se quedan parados a mitad de trayecto dejándolos a la deriva, y con chalecos "salvavidas" que no salvan vidas.

Esto no sólo provoca naufragios y fallecimientos, si no que los que sí consiguen llegar a la isla no lo hacen en buenas condiciones. Se ven casos de hipotermia cada semana, hay niños que han llegado a fallecer por este motivo, y los que menos llegan moqueando y tosiendo, con unos resfriados que les acompañarán todo el viaje. A parte de eso, casi todos llegan mojados, empapados, he cambiado a bebés que llevaban siete capas de ropa y estaban completamente empapados hasta el ombligo.

Y no se trata sólo del agua y del frío, algunos llegan asustados, y en general desorientados.

A veces se presenta otra problemática, y es que algunos han gastado todos sus ahorros para llegar hasta aquí y no tienen recursos para continuar el viaje. En estos casos se ven en la obligación de pasar más días de lo normal en los campos de la isla, esperando recibir dinero de familia o amigos, o buscando otras alternativas, ya que su objetivo no es permanecer en la isla, quieren seguir su viaje hacia el norte de Europa cueste lo que cueste.

¿Hay más organizaciones y trabajáis de manera conjunta o cada una tiene una función?

Aquí en Lesbos hay muchas organizaciones de ayuda humanitaria, tanto internacionales como locales, así como voluntarios independientes y organizaciones más pequeñas que han ido surgiendo a raíz de esta crisis. Todas ellas trabajan bajo la supervisión de las autoridades locales, y guiados por ACNUR que se encarga principalmente de las tareas de coordinación. Aquí todos trabajamos con el mismo objetivo, por lo que se pueden observar muchas alianzas entre unos y otros para dar una mejor respuesta a las necesidades de los refugiados y migrantes. Save The Children, por su parte, colabora como he mencionado con Praxsis en los espacios amigables para la infancia, con Oxfam en la distribución de comida en los campos, y con Médicos del Mundo en lo que se refiere a atención médica y nutrición infantil.

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