Veinte "empalaos" hacen penitencia en la "madrugá" de Valverde de la Vera

  • Una veintena de "empalaos" han recorrido esta madrugada las calles de la localidad cacereña de Valverde de la Vera, donde han realizado el tradicional Vía Crucis con un madero de grandes dimensiones sobre los hombros y más de 70 metros de cuerda atados sobre sus brazos y torso a modo de espiral.

Valverde de la Vera (Cáceres), 6 abr.- Una veintena de "empalaos" han recorrido esta madrugada las calles de la localidad cacereña de Valverde de la Vera, donde han realizado el tradicional Vía Crucis con un madero de grandes dimensiones sobre los hombros y más de 70 metros de cuerda atados sobre sus brazos y torso a modo de espiral.

El desfile religioso, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, ha atraído a cientos de personas hasta esta pequeña localidad del norte de Cáceres, donde los "empalaos" han recorrido, para hacer penitencia, las agrestes calles de piedra acompañados por el "nazareno", que ha alumbrado su paso con un farol tapado con una manta.

Antes de media noche, los "empalaos" han permanecido recogidos en las viviendas de Valverde bajo el silencio y el anonimato, debido a que nadie sabe con anterioridad quiénes son los penitentes que salen en desfile, al tratarse de una promesa o "manda" ante Dios.

En el interior de viviendas y garajes, el "empalao" es vestido en la intimidad acompañado por familiares y personas allegadas.

Así, se le coloca unas togas sobre sus brazos, atados al madero en forma de cruz, un velo sobre su cabeza, para permanecer en el anonimato y dos espadas cruzadas a sus espaldas.

Por último, el "empalao" lleva tres abrazaderas de metal sobre la madera, lo que le aporta un característico sonido al moverse por las calles y anuncia su llegada al público, que lo espera agolpado en las estrechas calles de Valverde.

De este modo, los "empalaos" realizan su desfile, que interrumpen con un saludo de reverencia al encontrarse con otro "empalao" o un nazareno, o al llegar a las diferentes estaciones del Vía Crucis.

El presidente de la Cofradía de la Pasión de Jesucristo y los Hermanos Empalados, Jesús Patón, ha explicado a Efe que los penitentes realizan este acto como símbolo de promesa y viven el proceso como una especie de "trance".

Patón ha señalado que Valverde se llena de personas durante el acto, aunque el "empalao" no ve a nadie y termina la penitencia con un gozo "enorme".

Por otro lado, ha explicado que se trata de una tradición ancestral, cuyos orígenes se sitúan sobre el siglo XVI, aunque algunas hipótesis apuntan a que su génesis es un ritual prerromano, posiblemente celta, que más tarde fue cristianizado.

Otra de las teorías apunta a la época de los Reyes Católicos, y al hecho de que los judíos conversos hicieran este desfile ante los vecinos para mostrar de manera pública su nuevo credo. EFE

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