"Vuelta al cole" para mujeres kenianas que quieren aprender a leer la Biblia

  • Una quincena de mujeres han retomado las clases en el oeste de Kenia con el objetivo, entre otros, de ser capaces de leer por sí mismas la Biblia, y adquirir otras habilidades que les permitan abandonar negocios ilegales, como la fabricación de licores caseros.

Nairobi, 5 sep.- Una quincena de mujeres han retomado las clases en el oeste de Kenia con el objetivo, entre otros, de ser capaces de leer por sí mismas la Biblia, y adquirir otras habilidades que les permitan abandonar negocios ilegales, como la fabricación de licores caseros.

"Algunas de ellas quieren saber cómo leer la Biblia; otras, cómo controlar los progresos académicos de los niños a su cuidado", relata Grace Gundo, fundadora de esa escuela de educación para adultos en la localidad occidental keniana de Orongo, en declaraciones publicadas hoy por el diario local Daily Nation.

Además de leer y escribir, la escuela -abierta en 2006- les enseña cómo fabricar objetos usando los materiales a su disposición.

"Muchas de las que han venido a recibir una educación han dejado los medios tradicionales de ganar dinero, que normalmente es la fabricación casera de chang'aa (nombre en suajili para una popular bebida de altísima graduación alcohólica elaborada con mijo, sorgo y maíz)", asegura Gundo.

"Tratamos de enseñarles otras formas de ganarse la vida", apunta.

Risper Seme, de 73 años, es una de las 17 mujeres que cada lunes y cada viernes acude a la escuela, donde, con su pulso tembloroso, redacta sobre una pizarra de mano las letras del alfabeto con una tiza.

"Se dedicó a la producción de chang'aa tras la muerte de su marido. Además, era una mujer muy antisocial, pero me alegra que haya cambiado para mejor", comenta Gundo sobre Seme.

La menor de la clase, Carolyne Okeyo, de 45 años, también se ha convertido en "un miembro productivo de la sociedad", según el rotativo local.

"Se pasaba el día dando vueltas y haciendo todo tipo de cosas raras. Sin embargo, ahora está a tope. Incluso ha convencido a su marido para que se apunte a una escuela de adultos -señala Gundo-. Y eso es un gran paso, porque los hombres suelen avergonzarse de estas iniciativas".

Para Gundo, iniciar el proyecto no fue sencillo, ya que "mucha gente percibe ir a clase como una pérdida de tiempo", pero, con el paso de los años, la respuesta por parte de la comunidad ha ido mejorando.

Al final del curso, que es gratuito, las alumnas aprobadas obtienen un certificado que les permite acceder a un centro de educación para adultos en Kisumu, la capital regional.

Una encuesta de 2006 de la Oficina Nacional de Estadística de Kenia mostró que solo un 10,6 por ciento de los mayores de 70 años saben leer, mientras que la cifra se reduce al 0,6 por ciento cuando se trata de hacer cálculos matemáticos.

Mostrar comentarios