Y el cielo lloró al empezar la recogida de maletas de los fallecidos

  • El cielo compostelano ha aguantado la compostura de su tendencia a lanzar trombas de agua hasta hoy sábado, quizá para marcar más la tragedia de un tren que se estrelló contra un muro y recordar con ello a las familias de los muertos que las nubes lloraron cuando fueron a por sus maletas.

Mercedes Luz

Santiago de Compostela, 27 jul.- El cielo compostelano ha aguantado la compostura de su tendencia a lanzar trombas de agua hasta hoy sábado, quizá para marcar más la tragedia de un tren que se estrelló contra un muro y recordar con ello a las familias de los muertos que las nubes lloraron cuando fueron a por sus maletas.

Una decena de familiares de las víctimas del mortal accidente del pasado miércoles, que ocasionó 78 fallecidos confirmados, ha comenzado a desfilar a partir de las seis de esta tarde por el pabellón deportivo de Rosalía de Castro para recoger los efectos personales encontrados en el lugar del accidente.

Cariacontecidos, cabizbajos, ojerosos y callados, los familiares se han aproximado bajo una intensa lluvia a la verja que separa la calle y las cámaras de televisión apostadas en el lugar del pabellón en el que se guardan las maletas y los enseres de las víctimas.

Ninguno de ellos, cansados estos días de ser perseguidos por las cámaras y los flashes, ha querido hacer declaraciones a los periodistas a excepción de uno de ellos. "Cobraré derechos de imagen. Es todo lo que tengo que decir", ha sentenciado.

Quizá el dolor de estos familiares y la fuerte lluvia les ha hecho olvidar que recogían los efectos de sus muertos en un pabellón que linda con la comisaría de Policía Nacional en la que se encuentra detenido el maquinista del tren siniestrado y desde el que se ve la bandera de Galicia ondeando a media asta en la sede de la Xunta de Monte Pío en señal de luto.

Santiago es, por naturaleza, la ciudad marcada por el ruido de las ruedas de las maletas, las que mueven los peregrinos, los turistas y los estudiantes que, en un ciclo sin fin, entran y salen de Compostela.

Los familiares se sumaron hoy al sonar que desprende el granito compostelano. Arrastraron al salir del pabellón la maleta de los suyos, algunas marcadas todavía con el número de la víctima a la que correspondía. Y todo ello bajo las lágrimas del cielo.

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