Didier Deschamps, producto de una tierra de rugby y pelota vasca

En el estadio Jean Duger de Bayona, en el sur de Francia, no hay porterías de fútbol sino palos de rugby. Fue allí donde Didier Deschamps, seleccionador de Francia y que el domingo buscará ante Islandia las semifinales de la Eurocopa, inició su carrera como futbolista.

Como si fuera un signo premonitorio de lo que iba a ser su carácter en el campo, "en quince días ya mandaba a todo el mundo y todos le escuchaban", recuerda su primer entrenador, Norbert Navarro, que tiene ahora 69 años. Hace 35 años fue él quien vio entrenar por primera vez a Deschamps en un césped entonces natural y ahora sintético.

El futuro campeón mundial, jugador del Nantes, el Marsella, la Juventus o el Chelsea, tenía 11 años y no había jugado nunca en un club de fútbol. Presionado por amigos, se sacó una licencia de la sección de fútbol del Aviron Bayonnais, un club multideportivo después de haberlo probado todo, incluido el atletismo y, forzosamente en Bayona, el rugby y la pelota vasca.

"En comparación con los chicos de 11 años, tenía otra corpulencia. Era benjamín, pero le subimos de categoría automáticamente. Y cuando tienes 15 años y te manda un niño de 11 o 12 es algo importante. Hay una gran diferencia", explica Navarro.

"Él consiguió que le aceptaran. No se dedicaba a ladrar, era algo natural en él. Innato. Es alguien que sabe ver el juego. Muy pronto me dije que ese muchacho iba a llegar lejos", recuerda el exentrenador, incapaz de retener las lágrimas cuando recuerda aquellos inicios de Deschamps.

El entrenador conserva de aquella época un pequeño archivo personal.

En la tapa una imagen de un joven Deschamps con la camiseta del Nantes, club al que se unió cuando tenía catorce años y medio. Y dentro recortes de prensa y fotos de sus inicios en el Aviron Bayonnais, clasificados minuciosamente.

En un partido ante el vecino Saint-Jean-de-Luz, el portero rival terminó con una fractura en el antebrazo después de un disparo de falta desde 25 metros de Deschamps.

"Y cuando arrancaba, los otros se quedaban viendo la etiqueta (de la parte trasera de la camiseta)", sonríe Navarra, aludiendo a la gran capacidad de aceleración del joven jugador, que en atletismo fue campeón regional de 1.000 metros.

En su primera temporada, Deschamps marcó 52 goles. Jugó sus partidos en casa en un campo que en el año 2000 fue rebautizado con su nombre, en homenaje al futbolista más celebre surgido de esa tierra loca por el rugby.

Navarro ha guardado contacto con su antiguo protegido, al que vio recientemente en la concentración de la selección de Francia en Biarritz, muy cerca de Bayona, antes de esta Eurocopa.

"Perdimos un único partido esa temporada. Se quitó la camiseta en el vestuario y no dijo nada, algo que no le pasaba nunca", sigue recordando el primer entrenador de 'DD'.

El domingo, en los cuartos de final de la Eurocopa, Deschamps tiene la oportunidad de superar la ronda a la que condujo al equipo en el Mundial de Brasil-2014. Navarro confía en que tendrá éxito ante Islandia.

"Puedes seguir mejorando y dar la sorpresa", se ilusiona.

Su viejo pupilo Deschamps seguro que no quiere decepcionarle.

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