Año en blanco repleto de polémica para cerrar la 'era Mourinho'

  • El Real Madrid cierra la temporada con el "trofeo más importante del verano", como definió José Mourinho la Supercopa de España, que fue un espejismo en el primer paso de una campaña en la que se quedó a puertas de la gloria en Liga de Campeones y Copa del Rey, y segundo de una Liga por la que no pujó.

Roberto Morales

Madrid, 3 jun.- El Real Madrid cierra la temporada con el "trofeo más importante del verano", como definió José Mourinho la Supercopa de España, que fue un espejismo en el primer paso de una campaña en la que se quedó a puertas de la gloria en Liga de Campeones y Copa del Rey, y segundo de una Liga por la que no pujó.

La conquista de la 'Liga de los récords' pareció satisfacer a la plantilla madridista. Era el gran objetivo y esta temporada no tuvo la misma ilusión por el título. Alejado de la concentración y motivación necesaria, el Real Madrid lastró sus opciones de revalidar campeonato desde sus primeros pasos.

Y eso que llegaba con la moral alta tras conquistar la Supercopa de España en el Camp Nou en un nuevo golpe directo en el cara a cara ante su gran rival, el Barcelona. Sin esa ilusión, se dejó puntos desde el inicio. Empató para alzar el telón liguero frente al Valencia. Y cayó derrotado en su visita al Getafe y Sevilla. Tras la última derrota Mourinho atacó a sus jugadores. "No tengo equipo, mis jugadores tienen la cabeza en otro sitio".

Fue un punto de inflexión. Las tensiones internas se multiplicaron y los pulsos de pesos pesados del vestuario con el entrenador se comenzaron a suceder. Antes de que acaparase toda la atención el mantenido con el capitán Iker Casillas, llegó otro con el segundo, Sergio Ramos. El andaluz respondió a lo que consideraba mal trato a su amigo Mesut Özil, poniéndose su camiseta con el 10 debajo de la suya cuando fue sustituido una vez más al descanso.

"A mí me han enseñado que los trapos sucios se lavan dentro del vestuario", le dijo Ramos a su entrenador a través de la prensa como respuesta al ataque verbal del portugués. La Liga se fue antes de Navidad. El último partido del 2012 dejó un momento clave, la suplencia de Iker Casillas en La Rosaleda de Málaga. "Adán está en mejor momento que Iker", sentenció Mourinho que hacía público un enfrentamiento personal.

La Liga de Campeones y la ansiada 'Décima' fue la vía de escape. Luchar por ella provocó un pacto de vestuario hasta junio. Mourinho había pasado de atacar a árbitros, técnicos y rivales a disparar contra su propia casa. Sus jugadores, la cantera y el técnico Alberto Toril y antiguos entrenadores madridistas pasaron a ser sus objetivos. Su deseo de zanjar una etapa era evidente y pactó su salida a final de temporada con Florentino Pérez.

Sin el respaldo necesario de la plantilla que dirigía, Mourinho quiso despedirse ganando la 'Champions'. Quedar segundo de grupo le abocó a un cruce de alto voltaje pero ante el Manchester United dio el golpe en la mesa en la confirmación de que con el portugués en el banquillo no se regresaría a la etapa de seis años sin superar los octavos de final.

Tras el Galatasaray el Real Madrid tuvo ante sí la tercera semifinal consecutiva. La ida lastró sus opciones. El 4-1 en Dortmund fue una losa que estuvo a punto de levantar en el Bernabéu ante el Borussia pero su ejercicio de raza se quedó en la orilla.

Mientras, salvaba el orgullo con un final de temporada liguero digno, con el que aseguraba la segunda plaza, la Copa del Rey era el título que podía impedir un fin de ciclo en el club sin títulos de importancia. Perdió la final en el Santiago Bernabéu, en la prórroga ante el Atlético de Madrid. Era el último capítulo de la etapa de Mourinho, que en su despedida deja más ruido y polémicas que fútbol y títulos.

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