Atlético 4-0 Real Madrid: los rojiblancos reviven sus tardes de gloria y dominan en la capital

    • El Atleti le dio un baño al Real Madrid. Fue un equipo total, insuperable en todas sus líneas y aplastante.
    • Este fue el Real Madrid del primer periodo. Un equipo en la UVI. Sin ideas, previsible, sin fuerza, energía y profundidad.
El Atlético aplasta al Real Madrid
El Atlético aplasta al Real Madrid

El Atleti le dio un baño al Real Madrid. Fue un equipo total, insuperable en todas sus líneas, con un plan colectivo para contrarrestar las individualidades del rival y explotar las suyas. Gana un nuevo derbi, el cuarto de los últimos seis jugados, y dos de ellos en la Liga. Ha ganado, por lo tanto, los tres puntos que le mantienen en la pelea por el título y mandan al equipo de Ancelotti al taller con graves averías. El Real Madrid tiene que aprender la lección porque lo preocupante es la sensación de debilidad que deja tras este terremoto.

El Atleti se llevó por delante al Real Madrid en los primeros treinta y cinco minutos del partido. La inseguridad que tiene el equipo de Ancelotti cuando ve las camisetas rojiblancas enfrente es preocupante. No saben qué hacer para atacar y cómo contrarrestar su presión. Lo peor en el fútbol es dudar y el Atleti olió el miedo en las filas blancas. No tuvo que hacer más de lo que les ha enseñado el 'Cholo'. Ser un equipo replegado, bien junto y decidido para robar la pelota y salir lo más rápido al ataque. En cuatro minutos, el 13' y el 17', ya le había hecho dos goles con la facilidad del que unta la mantequilla en el pan tostado.

Este fue el Real Madrid del primer periodo. Un equipo en la UVI. Sin ideas, previsible, sin fuerza, energía y profundidad. Los blancos no supieron atacar en estático. Ni por la bandas Carvajal y Coentrao ni por el centro. Khedira y Kroos perdieron el centro del campo. Isco quiso jugar por abajo y no veía más que camisetas rojiblanca en el césped. Era como si estuviera perdido en un bosque. No aparecieron Cristiano Ronaldo, ni Bale ni Benzema. El Atleti le cerró los espacios y esperó su momento para mostrar sus garras.

El partido tuvo un punto de inflexión en el minuto ocho cuando se lesionó Koke. Sufrió un tirón muscular. Parecía que la baja y el parón podía afectar al Atleti. Nada de eso. Salió Saúl y se puso las pilas de inmediato. Antes había avisado Turancon una internada por la banda de Coentrao y un disparo que desvió Casillas. El turco le dio la sobremesa al portugués. Con Saúl, los rojiblancos mantuvieron su intensidad, actitud y profundidad. El primer gol, en el 13', llegó tras un centro de banda a banda y una dejada de Mandzukic para que llegara Tiago solo desde atrás y fusilara a Casillas. A Iker se le doblaron las manos. El segundo fue una internada de Siquiera, sin que ningún defensa pudiera incomodarle, y su centro fue rematado de chilena por Saúl. También solo. La defensa del Real Madrid era blanda, estaba desordenada y el equipo estaba roto. El Real Madrid tardó en reaccionar y solo en los últimos diez minutos hilvanó jugadas y tuvo un disparo de Benzema que desvió Miranda.

La segunda parte la inició Jesé. Entró por Khedira. El Real Madrid entró con mejor actitud, con desesperación por encontrar el gol que le metiera en el partido y decidido a arriesgar con más atacantes. EL Atleti, a lo suyo, era una resistencia. Esperar juntitos y sin espacios. El partido entró en una fase de descontrol y protestas. Mandzukic, un incordio, rozaba con Nacho y Bale. Había más tensión que fútbol. En el correcalles fue Griezmann el que llevaba el peligro a la portería de Casillas. Tiago tuvo el tercero en un remate de cabeza picado. Turan seguía siendo una angustia para la defensa blanca.

La pelota la trataba mejor el Atleti, jaleado con olés de la grada. El juego del Real Madrid era preso, de nuevo, del rodillo rojiblanco. Estaba zombi y los del 'Cholo' jugaban a placer. Griezmann hizo el tercero, enel 67, tras un pase de cabeza de Saúl. Ancelotti bajó los brazos y firmó la derrota. Quitó a Isco y metió a Illarramendi. También a Benzema por Chicharito. Los blancos sangraban por todos los costados. Estaban en la lona y Mandzukic, en el 88', le dio la puntilla de cabeza. El centro lo puso Fernando Torres. El Real Madrid está en el taller como un coche de desgüace. Ni una individualidad de Cristiano Ronaldo, ausente tras dos partidos de sanción, ni coraje, ni un plan en defensa envitaron el ridículo de los blancos.

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