Casillas: volvió a ser el salvado blanco.
El guardameta estuvo más ocupado que de costumbre,. El Atlético de Madrid exigió y mucho a Casillas, especialmente en la primera parte, donde el de Móstoles salvó a su equipo con cuatro intervenciones de gran mérito (una mano plena de reflejos evitó el empate). En la segunda, al poco de arrancar, solventó un mano a mano con Agüero que, en el caso de haber terminado en gol, hubiera avivado el choque. Fue el mejor jugador del partido.
Agüero: peleó hasta lograr su premio.
El delantero argentino no tuvo su mejor noche. Como siempre, como está en su ADN, no dejó de pelear y luchar, de encarar a los rivales y ofrecer soluciones a sus compañeros, pero éstos, como casi siempre, no le acompañaron. Recibió una tarjeta amarilla por simular un penalti, se encaró con Marcelo por una jugada dudosa, y Casillas le amargó la noche con una mano prodigiosa cuando ya cantaba gol. A falta de cinco minutos para el final sí logró superar al capitán madridista y de la Selección, poniendo emoción a los minutos finales.
Benzema: sigue enrachado.
'El Gato', como le bautizó Mourinho, lleva varios partidos juguetón y con las uñas afiladas. De nuevo, como ante Olympique, Racing, Málaga o Hércules, marcó y cuajó un estupendo partido. Peleón, batallador y activo, sus caídas a banda y su juego entre líneas hicieron mucho daño a la defensa rojiblanca. Su entrenador le dio veinte minutos de descanso tras haber hecho todo su trabajo bien, incluido haber logrado un gol, lo que tanto le reprochaba.
Teixeira Vitienes: protestado pero acertado.
El colegiado cántabro fue muy criticado por la grada y protestado por los jugadores rojiblancos durante los noventa minutos. Siguió la acción muy cerca, y dejó que continuara el juego con la ley de la ventaja en numerosas ocasiones. No fue decisivo en el devenir del partido, aunque sí mostró un criterio poco acertado a la hora de mostrar cartulinas, y aprobó en las acciones comprometidas.
Marcelo: un tirano por la izquierda.
Impecable el partido del lateral zurdo, que convirtió su banda en propiedad privada, en la que sólo el mandaba. Atacó con acierto, con sentido y oportunismo, y a la vez no descuidó su espalda, por donde su compatriota Elías no apareció ni una vez. Asistió a Özil con un pase atrás tras regatear dentro del área a un defensor colchonero, y terminó jugando de mediocentro el choque.
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