Blancos y rojiblancos: los tránsfugas

  • Juan Francisco Torres "Juanfran" es, hasta ahora, el último de los futbolistas que, a pesar de la tradicional enemistad, decidió dejar de lado su pasado blanco o rojiblanco para pasar a formar parte del 'eterno rival', una situación que en mayor o menor medida nunca ha dejado de suceder a lo largo de los tiempos.

Santiago Aparicio

Madrid, 24 nov.- Juan Francisco Torres "Juanfran" es, hasta ahora, el último de los futbolistas que, a pesar de la tradicional enemistad, decidió dejar de lado su pasado blanco o rojiblanco para pasar a formar parte del 'eterno rival', una situación que en mayor o menor medida nunca ha dejado de suceder a lo largo de los tiempos.

Juanfran, que formó parte de la fábrica blanca y que ascendió a la primera plantilla en el 2004, formó parte de los refuerzos invernales que el Atlético de Madrid efectuó en la pasada campaña. En enero del presente año.

Antes de la llegada del alicantino a la entidad rojiblanca, otros muchos decidieron dar el paso. Un salto no especialmente bien visto por los seguidores, que suelen tener en cuenta y recelar del pasado deportivo del jugador.

Sin embargo, la decadencia de los sentimientos y la lealtad a unos colores y el asentado porte mercantilista que forma parte de este deporte, ha normalizado los trasvases de jugadores de un club a otro. Sea cual sea el color.

Unos, no obstante, han sido más sonoros que otros. Más abruptos. Casi imperdonables para el seguidor de la entidad de origen, por diversas circunstancias.

Desde que el portorriqueño Eduardo Ordóñez fichara por el Real Madrid en la temporada 1932-33 después de tres temporadas en el conjunto rojiblanco, veinticinco hombres más han compartido partes de su carrera con ambas camisetas.

En esa misma etapa, a finales de los años 20 y primero de los 30, Luis Marín, también del Atlético al Real, Cosme Vázquez o Luis Olaso, cruzaron de acera para jugar en el equipo vecino.

Jaime Lazcano y Jose María Cabo orientaron sus carreras a la inversa. Pasaron del Real al Atlético Madrid.

Años después Juan Antonio Ipiña, que llegó al Atleti desde la Real Sociedad, se marchó después de una temporada al Real Madrid, donde jugó durante trece ejercicios.

Adolfo Bracero, Salvarodr Fernández Pacheco militaron en ambos clubes en la década de los 40. Igual que Pruden Sánchez, que estuvo un año en el club rojiblanco y llegó a su eterno rival después de otro en el Salamanca.

Jose Luis Pérez Payá repartió sus últimas siete temporadas como jugador entre ambos colores. Primero, en los años 50, estuvo en el Atlético. Tres campañas. Las cuatro finales fue madridista.

El guardameta Manuel Pazos llegó al Real Madrid que entonces lideraba Alfredo Di Stefano. Pero solo estuvo un año. Después, el club blanco lo cedió al Hércules. Sus actuaciones en el club alicantino despertaron el interés del Atlético de Madrid que pagó 800.000 pesetas por él al Real Madrid y le ofreció un contrato por tres temporadas.

Por aquel entonces el Atleti estaba buscando un portero que cubriera el hueco dejado por Marcel Domingo. Pazos se estableció en el conjunto colchonero, que defendió durante siete campañas.

Uno de los más significativos en aquellos tiempos fue el caso de Ramón Moreno Grosso, que comenzó en el Atlético Madrid, al que llegó desde el Plus Ultra, que se marchó al Real Madrid al final de la temporada 1963-64. En Chamartín se establece durante doce cursos. Gana siete ligas y una Copa de Europa. Fue un símbolo blanco.

A partir de entonces los vaivenes de un lugar a otro de Madrid se estancaron.

Hasta que los trasvases, especialmente, del mexicano Hugo Sánchez, primero y Paco Llorente, después, agitaron el mercado y despertaron, sobre todo, la ira de la afición rojiblanca, que contempló el paso directo del Manzanares a Chamartín de dos futbolistas que habían hecho como suyos.

El del goleador fue casi traumático. Especialmente por el empeño del futbolista en vestir los colores del eterno rival. Vicente Calderón, entonces presidente atlético, tuvo que acceder. Después de que Hugo Sánchez, tras cuatro temporadas, dejara el equipo en su máximo nivel. Como máximo goleador y campeón de la Copa del Rey.

En el Real Madrid sumó cuatro 'pichichis' más. La Bota de Oro e iguala el récord de Zarra (38 goles en un curso).

En sus siete años de blanco coincidió con Francisco Llorente, el primer futbolista que se acogió al conocido Decreto 1006 para, tras pagar su cláusula de rescisión, dejar al conjunto colchonero, donde había emergido con fuerza y un futuro prometedor, para reforzar la plantilla blanca.

El del alemán Bernd Schuster también fue significativo. Descartado por el Real Madrid, con el que aún le quedaba un año de contrato, al que llegó del Barcelona, fue a parar al Atlético Madrid. Estuvo otras dos temporadas. Se convirtió en un ídolo rojiblanco. Especialmente por su trasvase. Marcó un gol en una final de Copa del Rey ante su ex equipo.

Menos sonoros fueron los de Joaquín Parra, del Atlético al Real Madrid, Miquel Soler, el meta Pedro Luis Jaro o Sebastián Losada.

Otros de entonces fueron el argentino Juan Eduardo Esnaider, fichado a golpe de talonario por el Real Madrid donde no cuajó del todo en ninguna de sus dos etapas y que incluyó entre su largo periplo futbolístico al club del Manzanares.

Jose Luis García Calvo, de la cantera blanca, acabó de rojiblanco y el argentino Santiago Hernán Solari, contratado por el Atlético Madrid, triunfó en Chamartín.

Entre los últimos, además de Juanfran, destaca el de Jose Manuel Jurado, del Madrid al Atlético y, sobre todo, el de Jose Antonio Reyes.

El atacante sevillano fue acogido con recelo por la afición rojiblanca. Sus actuaciones en el Vicente Calderón estuvieron acompañados de protestas. De rechazo. Su buen juego y su implicación giraron la situación. Ahora es uno de los símbolos del Atleti.

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