Cesc vuelve, por fin, a casa… ¿para quedarse?

Cuando la temporada pasada el sorteo emparejó al equipo londinense y al culé en la Champions League, todos los focos se centraron en Cesc, el objeto de deseo azulgrana durante varias temporadas. Formado en 'La Masía' y emigrado a Londres en edad juvenil para madurar bajo el abrigo de Wenger, el centrocampista regresaría a casa para jugarse el pase a las semifinales, como previo paso en su retorno definitivo a la entidad barcelonista. Pero la trama se torció…

En el partido de ida de la eliminatoria, disputado en el Emirates Stadium, Fábregas se lesionó al transformar el penalti que empataba el partido a dos… a cinco minutos para el final. Aún se recuerdan las lágrimas del capitán 'gunner' al darse cuenta sobre el césped de que el percance le haría perderse el encuentro de vuelta. Además, ahí se terminó su sueño en Champions, ya que Messi emergió como un titán en el Camp Nou marcando cuatro goles que sellaron el pase a semifinales.

En esta ocasión, sí pisará el césped de estadio culé. Este lunes Wenger aseguró que, a falta de una última prueba, "tiene un 90% de posibilidades de jugar", lo que es sinónimo de que estará disponible viendo la estrategia que ha seguido con Van Persie, quien finalmente entró en la convocatoria pese a tener diagnosticadas varias semanas de baja.

Su fichaje por Can Barça, más cerca que nunca este verano

Cesc llegó a vestir la camiseta del Barcelona, un instante. Fue en la celebración de por la consecución del Mundial cuando Puyol y Piqué le pusieron la "samarreta" azulgrana 'a traición'. Fue un punto y seguido en la larga pugna que tuvieron Arsenal y Barcelona negociando el traspaso del jugador. Hubo más episodios, como las declaraciones de muchos compañeros de selección, culés, que apostaron públicamente por su llegada. Y no terminaron con el comienzo de temporada y la constatación de su fallido fichaje: Xavi le lanzó hace unas semanas otro guante "Al final los futbolistas juegan dónde quieren".

El Barça tiene reservado su número: el '4'

Un dorsal con tanto significado en la entidad blaugrana como es éste, en la plantilla actual que dirige Pep Guardiola no tiene propietario. Muchos fueron los que lo han interpretado como un claro guiño a un futbolista que, antes o después, regresará a casa. Esta noche lo hace como rival. La próxima, tal vez, llevará el '4' también, pero con una camiseta azul y grana.