Comienza la Liga BBVA, comienza... ¿la fiesta?

    • Los horarios y los precios se antojan como grandes dificultades para que los aficionados puedan disfrutar realmente del fútbol.
    • Es previsible que la auflencia a estadios vuelva a ser menor que en ligas como la Premier o la Bundesliga.
Carlos Vela (Real Sociedad): "El partido del Lyon puede marcar la temporada, pero primero está el Getafe"
Carlos Vela (Real Sociedad): "El partido del Lyon puede marcar la temporada, pero primero está el Getafe"

Supongamos que uno quiere celebrar un gran acontecimiento organizando una fiesta. Para ello, decora su casa, invita a sus amigos y familiares, compra comida y bebida y se engalana con sus mejores trajes. Todo parece estar perfectamente preparado, salvo un par de detalles. En la invitación pone que la fiesta será a las cuatro de la mañana de un martes, día laborable. Además, entre los invitados estarán dos tías muy pesadas y que suelen aguar todas las celebraciones queriendo ser las protagonistas. Si a eso se le añade el hecho de que para entrar en la casa, habrá que pagar un poco de dinero, todo hace presagiar que la fiesta acabará siendo un fracaso absoluto.

Esta tarde, a las 19:00 horas en Anoeta, comienza la Liga BBVA en su temporada 20132014. La Real Sociedad y el Getafe inauguran un curso que vuelve a ilusionar a un aficionado ávido de fútbol, una vez que su memoria a corto plazo ha olvidado ya la anterior Liga y la Copa Confederaciones. Como es habitual, en estos días palabras como "emoción", "gol", "tiki-taka", "pasión" o "crack" están inundando los medios de comunicación en lo que es una apuesta publiciataria que siempre da resultado: crear en el espectador una sensación de esperanza y de ánimo, de modo que esté ansioso por ver el deporte rey.

Además, se sigue vendiendo marcas muy importantes como la del Real Madrid o la del Barcelona, grandes favoritos al título. A los seguidores del Atlético de Madrid, Valencia o Sevilla se les vende la idea de poder ser los equipos sorpresa y a los hinchas de muchos clubes se les motiva haciéndoles pensar que sus equipos pueden entrar en Europa o salvarse. Por supuesto, se da por hecho que los aficionados de los recién ascendidos están, de por sí, muy animados.

Así se lograr crear un halo de ilusión en España que, en algunos puntos, no se corresponde con la realidad. Siguiendo con el ejemplo de la fiesta, lo visto hasta aquí es que hay un motivo para celebrar algo. En este caso, que comienza la Liga y vuelve el fútbol. Lo malo es que no todo es tan bonito como parece.

Para empezar, el problema de los horarios sigue estando vigente. Los lunes seguirá habiendo fútbol. Durante las primeras jornadas habrá partidos a las once de la noche y durante todo el año no habrá un horario en el que coincidan más de tres partidos a la vez. Lo dicho, que la fiesta empieza a perder atractivo si se celebra un martes de madrugada.

Pero además, todo el mundo sabe de antemano quienes serán los protagonistas: Real Madrid y Barcelona. Ellos volverán a repartir el pastel, quedándose, por supuesto, con dos grandes trozos para ellos mismos, fieles al dicho de "quien parte y reparte, se lleva la mejor parte". Para los otros quedarán las migajas, por lo que se entendería que muchos se ausentaran de la fiesta. Si no hay pastel, no hay razón por la que celebrar algo.

Y esto no es todo. Algunos invitados deberán pasar por caja si quieren entrar a la fiesta. En este caso no serán los clubes, si no los aficionados, que son -o deberían ser- los protagonistas de la noche. Si quieren disfrutar de noventa minutos de fútbol tendrán que abonar una cantidad de dinero que no suele corresponderse con la calidad del espectáculo y que parece irracional si la comparamos con los vecinos de Inglaterra, Alemania u Holanda, donde acudir al fútbol es una actividad razonable para casi cualquier persona. Otra razón más por la que se entiende la ausencia de invitados.

En fin, que hoy empieza una fiesta, al menos para quien esté dispuesto a aceptar las condiciones de quien la ha montado, quien, sin duda, no ha debido dedicar mucho tiempo a pensar en el bienestar de sus invitados y sí en la comodidad suya y de aquellos que le interesan.

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