Conoce al Michael Jordan de la India

  • En la India, no es el fútbol ni el baloncesto lo que mueve a las masas, sino el críquet. Millones de indios idolatran a un héroe: 1,65 de estatura, con pelo rizado, 37 años y jugador de críquet. De voz aflautada, casi de adolescente, es probablemente el mejor jugador de críquet de todos los tiempos, y uno de los atletas más destacados que se recuerde. Su nombre es Sachin Tendulkar, pero todo el mundo en India le conoce simplemente como Sachin.
Un fan de Sachin Tendulkar en el tercer día de un partido Inglaterra- India (2008)
Un fan de Sachin Tendulkar en el tercer día de un partido Inglaterra- India (2008)
B. Sandman
Jason Overdorf | GlobalPost

(Nueva Delhi, India). "Le llaman 'el dios del críquet', y yo creo que lo es", asegura el periodista Vijay Lokpally, especialista en críquet del diario The Hindu.El mes pasado, Sachin se ganó a pulso su candidatura a ser proclamado el mejor bateador de todos los tiempos con una actuación magistral ante Sudáfrica. Lanzando la bola a lo largo de todo el campo, se convirtió en el primer jugador en los 39 años de historia de esta modalidad de deporte que anota 200 carreras un "partido internacional de un día" ("One Day International" u ODI).

Pero aunque la hazaña fuese el equivalente al juego de 100 puntos de Wilt Chamberlain en la NBA, no ha sido tanto la gesta estadística (que se suma a la larga y creciente lista de Sachin), sino el rotundo, grácil y aparentemente "golpe" natural del jugador lo que ha convertido en fans acérrimos hasta a los más escépticos. Eso sucede porque, a diferencia del béisbol, al que sí se parece en otros aspectos, el críquet no recompensa la fuerza y la velocidad del bateo, sino más bien la inteligencia y el control.

"En la historia del críquet hay cuatro individuos que han tenido un impacto definitivo en el juego: el inglés W. G. Grace; el australiano Don Bradman; Garfield Sobers, de las Antillas, y el indio Sachin Tendulkar", afirma el historiador Ram Guha. "Es sin duda uno de los cuatro mejores jugadores de críquet de la historia".

Redondeado por un lado y plano por el otro, el bate de críquet tiene cierta forma de paleta o de remo. A la hora de jugar, la habilidad más preciada es saber blandir con precisión el filo del bate para dirigir la pelota hacia los puntos del campo donde no hay ningún defensa, empleando para ello una combinación audaz y creativa de movimientos rápidos que en la jerga especializada se denomina "swashbuckling".

Sachin es el primer jugador de la India que ha adoptado a la perfección este estilo de juego, muy natural y agresivo. El inicio de su progresión deportiva coincidió además con un momento en el que su país, hasta entonces visto tan sólo como un débil aspirante del Tercer Mundo, se empezaba a ganar el respeto internacional en la modalidad. "India sufría a la vez una falta de confianza y también una sensación de falta del reconocimiento merecido", asegura Santosh Desai, presidente de FutureBrands.Sachin cambió todo eso.

La trayectoria de esta combinación de Michael Jordan y Muhammad Ali en versión india fue agrandándose de forma paralela a la de su selección nacional. En 1989, cuando Sachin salió por primera vez al terreno de juego en un partido de varios días contra Pakistán en el hostil Karachi, el bateador era aún un chaval enclenque de 16 años con voz aguda y pelo alborotado. Más parecido a Harry Potter que a LeBron James, aquello era una batalla digna de David contra Goliat.

Todas las madres del país contuvieron la respiración cuando, en el primer día, Waqar Younis corrió hacia Sachin para lanzarle una pelota rápida a 100 kilómetros por hora. Muchos pensaron entonces que el joven bateador de Mumbai había sido convocado demasiado pronto.Pero en el último día de partido, otra vez contra Younis, nació la leyenda. Tumbado en el suelo por una pelota rápida en la cara, Sachin se levantó, se limpió el polvo y continuó jugando hasta completar 57 carreras con un chorro de sangre manando de su nariz. "Eso convenció a todo el mundo de que ese chaval era diferente", recuerda Lokpally.

De inmediato se formó un club de fans. Más tarde llegaron los honores, la fortuna y, finalmente - con la suma de años- una cascada de récords estadísticos.Con una carrera iniciada al mismo tiempo que la India comenzaba a liberalizar su economía y permitía la creación de canales de televisión privados (en 1991), la figura de Sachin impulsó el "renacimiento económico" de un deporte que nunca hasta entonces había sido lucrativo, según Desai.

Cuando Sachin firmó su primer contrato publicitario -por unos 5 millones de dólares al cambio actual-, cambió totalmente la magnitud de las economías del críquet, y de la India. En poco tiempo, el jugador estaba vendiendo de todo, desde detergente para lavadoras hasta Pepsi. En su camino hacia los 60 millones de dólares netos que se calcula que vale hoy en día, Sachin también contribuyó a convertir la publicidad hecha por celebridades en una parte vital de la estrategia de marketing de cualquier marca competitiva. La clave de su atractivo publicitario es simple. "Sachin demostró que los indios podían enfrentarse a los lanzadores de críquet más rápidos del mundo, pero que eso se tiene que hacer poniendo la cara y negociado, en lugar de intentando dominar", apunta Desai.

Durante mucho tiempo Sachin fue ha sido el héroe absoluto de su país, y su carrera profesional es una larga lista de hitos que lo justifican: más de 12.000 carreras en partidos Test (de cinco días) y más de 30.000 carreras en partidos internacionales, miles más que cualquier otro jugador de la historia. Tiene además el récord del mayor número de "centuries" (juegos de 100 carreras) tanto en partidos Test como One Day ("Un día"). Y sigue sumando.

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