Stephen Keshi es de esos entrenadores peculiares, diferentes, con un aúrea de extrañeza que hace que nada a su alrededor sea normal. El seleccionador de Nigeria, especialista en clasificar combinados nacionales para citas importantes en las cuales luego falla estrepitosamente, es especialista en levantar equipos, darles un cambio radical y hacerles creer en sí mismos, a veces con decisiones que no gustan a todo el mundo.
Keshi dejó el fútbol en 1998. Apenas cinco años después ya estaba entrenando a la selección de Togo. Cuando nuestro protagonista nigeriano llegó a su nuevo vestuario, vio la cara de unos jugadores que siempre caían en las fases de clasificación para los mundiales o para las Copas de África. Por ello, decidió que era el momento de cambiar. Keshi varió las convocatorias, los onces iniciales y el sistema de juego. No se puede decir que Togo empezara a hacer un fútbol brillante, pero sí al menos muy resultadista.
Gracias a ello, y tras varios partidos milagrosos, Keshi logró llevar a Togo a la fase final del Mundial de Alemania. Por primera vez, Togo estaría entre las 32 mejores selecciones del mundo. Sin embargo, lo haría sin su seleccionador de los últimos tres años. La razón fue que en la Copa África de 2006 Togo perdió sus tres partidos. La Federación le echó sin dudar, algo de lo que se arripintió al poco tiempo ya que el nuevo seleccionador, el teutón Otto Pfister, volvió a dar un cambio drástico al equipo y fracasó en el Mundial, donde perdió los tres partidos y sólo marcó un gol.
Keshi volvió al banco togolés, aunque ni por mucho tiempo. Apenas un año después Keshi volvía a abandonar su puesto por la puerta de atrás. De nuevo la Federación togolesa se hartó de sus malos resultados. Pero, una vez más, Keshi apenas estaría tiempo en el paro.
En esta ocasión fue Mali quien le ofreció un contrato. Su objetivo era revitalizar el equipo, como había hecho con Togo, algo que cumplió a medias ya que el papel de su equipo en la Copa África 2008 fue más bien discreto. Tras dos años en el cargo, la Federación le cesa por "comportamiento poco profesional", frase que nunca llegó a explicarse en público.
En 2011 Keshi recaló brevemente, y por tercera vez, en Togo. Sin embargo, este tercer capítulo en ese banco duró unos meses. Al final, en este 2011 acabó recalando en Nigeria, selección que, si bien era de las más potentes en África, lo cierto es que fuera del continente apenas mostraba resistencia ante rivales superiores.
Hasta su llegada, Nigeria siempre contaba en sus convocatorias con muchos jugadores que jugaban en ligas europeas. Empero, Keshi cambia esta especie de tradición y empieza a confiar en futbolistas de la liga nacional, algo que no sienta nada bien y por lo cual los medios y las personas le revisten de malos deseos y palabras malsonantes. Tal fue el lavado de imagen que el dio al equipo que entre el primer once inicial de Nigeria en el Mundial de 2010 y el primer once inicial de la Copa África 2013 tan sólo dos jugadores repitieron, y uno de ellos era el portero.
Esta receta le salió ideal a Keshi, que acabó llevándose la Copa África. Pese a ello, Keshi, harto de las críticas decidió abandonar el banco de las 'Águilas Verdes' después de ganar dicho título. Sin embargo, el enfado le duró apenas un día, tiempo que tardó en retractarse y en confirmar su continuación como seleccionador nigeriano.
Ahora Keshi está de nuevo ante uno de sus grandes retos: vencer a la todopoderosa España para poder clasificarse para las semifinales de la Copa Confederaciones. A priori parece difícil, pero estando en el banquillo un hombre capaz de sacar lo mejor de todos los jugadores es posible. Ya ha hecho bastantes proezas en su corta trayectoria como entrenador. Ésta sería una más, quizá una de las más importantes.
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