Cuando Wembley pasa por que Valdés no sea el héroe de otra eliminatoria

  • Entre el Parque de los Príncipes y el Camp Nou, Víctor Valdés salvó media docena de claras, clarísimas ocasiones de gol. Sin el meta de L'Hospitalet en estado de gracia, el Barcelona no habría pasado ante un PSG que fue superior.

Ginés Muñoz

Barcelona, 11 abr.- Entre el Parque de los Príncipes y el Camp Nou, Víctor Valdés salvó media docena de claras, clarísimas ocasiones de gol. Sin el meta de L'Hospitalet en estado de gracia, el Barcelona no habría pasado ante un PSG que fue superior.

Va siendo hora de abrir el debate sobre si Valdés ha ser de una vez por todas el portero titular de la selección española, pero al Barça le convendría que se cerrara otro en torno al meta azulgrana: el de su influencia en los últimos resultados del equipo.

Y es que Valdés no puede volver a ser determinante en la eliminatoria de semifinales si el conjunto que dirige Tito Vilanova quiere estar el próximo 25 de mayo en la final Wembley.

Demasiado echado atrás, sin la posesión del balón ni el control del partido, hacía mucho tiempo que no se veía un Barcelona tan desdibujado en su propio estadio en un partido de la Liga de Campeones.

Iniesta lo subrayó en la víspera: ante la ausencia de Messi, el equipo debería tener once líderes sobre el campo. Pero al final, el bueno de Andrés solo se hizo caso a sí mismo.

Iniesta fue el único que se pareció a Messi, porque Cesc, aunque jugó en la posición del astro argentino, no fue ni una caricatura de él. Tampoco Sergio Busquets ni Xavi lograron imponer su ley en el centro del campo. Mal asunto cuando Busi falla más de lo habitual y Xavi las ve pasar sin apenas enterarse.

En el día en el que los jugadores debían dar un paso adelante y enviar un mensaje bien claro al mundo del fútbol, el de que Messi no es imprescindible en el mejor equipo del planeta, casi todos fallaron.

Al final, un Messi renqueante, mermado, economizando esfuerzos y echándose la mano al muslo derecho a cada interrupción tuvo que salir al rescate de sus compañeros. Una imagen que debería invitar a la secretaría técnica del conjunto azulgrana a hacer una profunda reflexión.

Pero el principal problema del Barça no fue individual sino colectivo. En este sentido, le perjudicó el 2-2 de París, que no le obligaba a hacer una gesta como ante el Milan y que le invitaba a especular más de lo aconsejable para dejar de ser fiel a su estilo.

Ya le había sucedido en San Siro y también en el Parque de los Príncipes. Demasiadas veces esta temporada. Difícil desarrollar un fútbol convincente cuando uno no está convencido.

Cuando el Barça no juega con la defensa adelantada, con las líneas muy juntas y presionando muy arriba es cuando tiene problemas, porque entonces se parte en dos y, si regala la pelota, lo hace en zona de peligro, mientras que de otro modo lo pierde y lo recupera en campo rival, lo que precipita la transición y multiplica las ocasiones de gol.

Ayer el Barcelona fue un gran anuncio de imprecisiones, atropellos, resbalones e inoportunas pérdidas de balón. Cuando quiso jugar a todo trapo, falló una y otra vez, porque ninguno estaba en su sitio.

Pero hay que atribuirle buena parte del mérito al planteamiento táctico y al despliegue físico del conjunto parisino. A veces simplemente sucede: cuando un equipo da un paso adelante, el otro se ve obligado a retroceder.

Bien arropado atrás -Ancelotti sabía que con Lucas Moura y Pastore atacando por las bandas Jordi Alba y Alves no podrían subir tanto como lo que en ellos es habitual- con Motta y Verratti trabajando a destajo en la medular y saliendo rápido al contraataque, el PSG ni siquiera necesitó abusar del pelotazo a Ibrahimovic para fabricar peligro.

Pastore puso la creatividad, Ibra la clase, Moura la velocidad de la luz y Lavezzi el remate. Los 'cuatro magníficos' pusieron en jaque a la defensa azulgrana, más exigida de lo habitual al estar tan alejada de la línea de medios, y convirtieron de nuevo a Valdés en el héroe de la noche.

Es un buen equipo este PSG. El jeque catarí se ha gastado muchos petrodólares en él pero, como dijo Jordi Roura después del encuentro, "se los ha gastado bien".

El problema para el Barça es que, en semifinales, tendrá que verse las caras con algún equipo aun mejor que el parisino. Y que últimamente, después de sus partidos, se habla demasiado de Messi y Valdés.

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