Diego Costa es todo lo que Torres no pudo ser

    • El hispano-brasileño es el líder de un equipo eficiente y solidario, producto de la planificación.
    • El Niño padeció un Atlético ciclotímico e inestable en el que la falta de programa le cargó el peso de salvador.
4-1. El Atlético irrumpe entre los ocho mejores de Europa
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En un cruce de caminos se encontrarán Diego Costa y Fernando Torres el martes por la noche en el Calderón. Pasado, presente y futuro se fundirán en una amalgama de sensaciones encontradas. Mientras que la estrella del canterano rojiblanco apunta a extinguirse, Costa emerge como un elemento capaz de iluminar a toda una constelación, apenas experimentando la ebullición. Más allá del enfrentamiento en la Champions League, el partido es de una simbología total en lo que respecta a la selección española. Diego Costa es el único delantero fijo y Torres parece ya descabalgado de Brasil 2014.

Entre la salida de Torres y la irrupción de Costa, el Atlético, en cierta manera ha crecido a través de los delanteros que ha tenido en los últimos seis años. Si bien el conjunto sólo ha alcanzado la plenitud táctica y emocional con Simeone, en torno a atacantes como Agüero, Forlán y Falcao, el club madrileño ya fue capaz de amasar trofeos nacionales y continentales antes de la explosión de esta temporada, donde tiene a una uña reinar en España y aspira seriamente a conquistar Europa.

Si el Atlético está en posición de firmar la mejor temporada de su historia es gracias a Costa, el factor diferencial de un equipo que le necesita para que su concepción estajanovista del fútbol tenga colmillo. Sin acreditar la potencia de Torres, la inteligencia del Kun, el golpeo de Forlán o el remate de Falcao, Costa es el mejor delantero que ha tenido el Atlético en la última década. Si no lo es, al menos es la pieza perfecta para este equipo. Eso seguro. Ninguno de sus predecesores tuvo la ascendencia que tiene en el juego, entendido como mucho más que desgastar redes, del hispano-brasileño.

"Es nuestro líder. Si un partido está atascado, él con su fuerza nos lo soluciona", concedió Godín. La explosión de Costa es la recompensa a una planificación concienzuda, aglutinada por el caciquismo de Simeone, y prolongada durante ya tres temporadas. Un ecosistema imprescindible para maximizar las virtudes de un futbolista y un panorama diametralmente opuesto al Atlético de entreguerras que padeció Torres, siempre una víctima de la ciclotimia del club, inestable deportiva y socialmente, que le tocó vivir. Si Costa ha sido capaz de alcanzar este estadio de omnipotencia, quizás es porque llegó a él por un proceso natural y nunca se le invistió como el salvador de nada ni se le cargó el peso de enjugar los déficits estructurales con sprints y desparpajo.

Indiscutible Costa, cuyo golpe en Getafe estremeció a todo rojiblanco, es una incógnita la participación de Torres, que sólo cuenta nueve goles y ha estado todo el curso entrando y saliendo de las alineaciones. Trece años después de su debut, en Segunda, y siete después de poner rumbo a Inglaterra y triunfar con la selección, Torres regresa por primera vez al Calderón, donde podría recalar el año que viene ante la posible llegada de Costa al Chelsea. El Niño, otrora esperanza de un club que navegaba en la mediocridad, llega a su casa, que ahora es la del Rey Costa, el que está viviendo y liderando un Atlético que Torres jamás tuvo a su disposición.

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