El día en que Schuster dudó y fue despedido

Nemesio Rodríguez

Madrid, 19 abr.-Pocas veces en la historia del clásico Barcelona-Real Madrid las dudas de un entrenador costaron tanto como el precio que tuvo que pagar el alemán Bernd Schuster en diciembre de 2008.

"Ganar ahora en el Camp Nou al Barcelona es imposible", dijo el 7 de diciembre de ese año el entonces técnico del Real Madrid y ex jugador de ambos equipos.

Faltaban seis días para el clásico y Schuster todavía no se había recuperado de la derrota en el Bernabéu por 3-4 ante el Sevilla que había relegado al Madrid al quinto puesto, con 26 puntos, a 9 del líder Barcelona.

Su presidente, Ramón Calderón, rumiaba los gritos que había escuchado en el descanso del choque: "Dimisión, dimisión". Era la primera vez que la afición cuestionaba abiertamente su gestión.

Schuster, que había hecho campeón de Liga al Madrid en la temporada 2007-08, no debió de calcular bien sus palabras, aunque siempre ha sido un entrenador dispuesto a cantar las verdades aunque duelan.

Y no hay cosa que más chirríe en el Bernabéu que mostrar debilidad ante el Barcelona.

Schuster fue destituido 48 horas después de pronunciar su desafortunada frase y relevado por Juande Ramos.

La frase maldita traspaso incluso las fronteras. El ex internacional alemán y ex madridista Günter Netzer la calificó de "fuera de lugar". "Todos los grandes clubes quieren ganarlo todo siempre. Quien no lo consigue como técnico, de inmediato está en peligro", dijo.

Juande Ramos aprendió la lección y en su primera conferencia de prensa cambió por completo el discurso de Schuster: "El Real Madrid sólo puede pensar en la victoria donde sea". SU colega azulgrana, Pep Guardiola, apeló a la prudencia: "El Madrid siempre es peligroso".

El Madrid aguantó a los azulgranas hasta el minuto 83, cuando abrió el marcador el camerunés Samuel Eto'o. Leo Messi selló el triunfo en el 92.

Los blancos no tomaron oxígeno en el Camp Nou, pero ganaron moral. De hecho, encadenaron una impresionante serie de victorias consecutivas (17) que les aseguró la segunda plaza y evitó que los azulgranas fuesen campeones con mucha anticipación.

El 23 de diciembre de un año antes, el triunfo del Madrid en el Camp Nou, con un solitario tanto del brasileño Julio Baptista, había obtenido el efecto contrario, ya que dejaba al Barcelona a siete puntos de los blancos.

"Me lo he pasado bien", comentó Schuster. "Estamos eufóricos", afirmó Iker Casillas. Ambos apelaron luego a la prudencia al coincidir en que "es pronto para hablar de títulos, falta toda la segunda vuelta".

El portero del Barcelona, Víctor Valdés, resumió el sentimiento del equipo: "No es el mejor día para pedir confianza a la afición, pero esto se puede remontar, aunque tendremos que ir paso a paso y esperar a que pinche el resto".

Pese a los buenos deseos, el Madrid conquistó el 4 de mayo su trigésimo primer título. Tres días después, los blancos festejaron el título goleando (4-1) en el Bernabéu al Barcelona.

"Sentí humillación y ridículo (en el Bernabéu)", admitió el centrocampista Touré Yaya.

Veinticuatro horas después, el presidente del Barcelona, Joan Laporta, comunicó al entrenador Frank Rijkaard que no seguiría en el club.

El holandés, bajo cuyo comando el combinado había logrado dos Ligas y una "Champions", declaró que "los mecanismos del fútbol" se habían impuesto una vez más, en alusión a que siempre es el técnico el que paga los fracasos.

El 17 de junio, Pep Guardiola fue presentado como nuevo técnico. Sólo 12 después, los azulgranas y los blancos dejaron a un lado la rivalidad y unieron fuerzas para ayudar a España a ganar la segunda Eurocopa de su historia al derrotar a Alemania (1-0) en la final de Viena.

"Hemos logrado un grupo humano muy bueno", declaró el capitán Iker Casillas, en una prueba de que, por encima de las tensiones y de las rivalidades, los clásicos también sirven para hacer amigos.