El fútbol como terapia contra las heridas de la guerra en Srebrenica

  • Srebrenica. El nombre de esta ciudad bosnia evoca imágenes de ataúdes y la masacre cometida por los serbios contra los musulmanes. Casi dos décadas después de la guerra, el Guber, un humilde club de fútbol, se empeña en cerrar las heridas mediante el compañerismo y el esfuerzo común.

Nedim Hasic

Srebrenica (Bosnia), 2 nov.- Srebrenica. El nombre de esta ciudad bosnia evoca imágenes de ataúdes y la masacre cometida por los serbios contra los musulmanes. Casi dos décadas después de la guerra, el Guber, un humilde club de fútbol, se empeña en cerrar las heridas mediante el compañerismo y el esfuerzo común.

"En el club tenemos un ambiente sano. Todos sabemos qué pasaba en la guerra y cómo vive hoy la población. Nosotros, sin embargo, no miramos cómo se llama cada uno, sólo nos importa que somos personas", define ese espíritu Miljan Bodiroga, portero del Guber.

En Srebrenica, la división entre musulmanes y serbios es patente en el día a día, con barrios, comercios y hasta bares propios para cada comunidad, con pocos espacios en los que se mezclen los dos pueblos.

En ese ambiente, el Guber es una excepción, con serbios y musulmanes que sudan juntos la camiseta en una liga regional.

Además de una singularidad, tener una alineación multiétnica en Srebrenica, donde las fuerzas serbias masacraron a 8.000 musulmanes bosnios en julio de 1995, es toda una declaración de principios.

"Ahora estoy aquí feliz con mi familia, porque he conocido gente maravillosa con la que vivo y juego", asegura a Efe el portero, héroe del partido del pasado fin de semana, en el que el equipo logró calificarse para los cuartos de final de la Copa del ente serbio de Bosnia, el mayor triunfo de este club desde hace 20 años.

Y es que los futbolistas mantienen su amistad también fuera del terreno, acuden juntos a algunos cafés y quedan para ver partido del fútbol internacional, con el Barcelona como gran favorito para la mayoría de la plantilla.

Y aunque todos recuerdan lo que ocurrió durante la guerra civil, un pacto tácito ha desterrado esos temas de las conversaciones.

La caída de las barreras étnicas empieza desde abajo en el Guber, entre los niños y adolescentes de las categorías inferiores del club.

Muchos padres envían a sus hijos a entrenar con la idea de que aprendan lo que es la amistad y el deporte y adquieran un compromiso con una ciudad con pocas ofertas culturales y con un panorama económico poco alentador.

El ambiente de armonía en el club, en el que aproximadamente la mitad de los jugadores son musulmanes y la mitad serbios, se traslada también a las gradas, entre la hinchada del Guber.

Muchos de esos aficionados pertenecen a una organización juvenil multiétnica denominada "Amigos de Srebrenica" que, entre otras actividades, emite un programa de radio para informar de todo lo que tiene que ver con el equipo.

"Aquí es imposible hacerlo de otra manera. En el club no hay ningún problema étnico. Lo que importa es jugar lo mejor posible y ganar. Todos juntos. Sólo nos importa eso", afirma tajante el presidente del Guber, Suljo Cakanovic.

El Guber fue fundado en 1924, por dos aficionados al fútbol, un musulmán y un serbio, que incluso cedieron parcelas de tierra para edificar el estadio.

Durante la guerra, el equipo dejó de funcionar y sólo fue refundado en 2005.

Hoy juega en la segunda división del ente autónomo serbobosnio y, paralelamente, en la tercera de la liga nacional de Bosnia.

El presupuesto del club es muy modesto, de 20.000 euros, de modo que los salarios de los futbolistas no pasan de 100 euros al mes, eso cuando hay dinero para que les paguen.

Aunque el club recibe algún apoyo financiero de las autoridades municipales y del Gobierno del ente musulmano-croata, pero no del serbobosnio, su mayor donante es Muradin Pasagic, un vecino de Srebrenica que vive desde hace 30 años en Eslovaquia, donde tiene negocios.

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