El Hércules, del escándalo a la euforia

  • Si hay un club sospechoso en el fútbol español, ése es el Hércules. Su historia reciente está salpicada por supuestos amaños de partidos para subir a Primera y por la implicación del dueño del club, Enrique Ortiz, en el caso Gürtel y el caso Brugal, dos tramas investigadas por la Fiscalía Anticorrupción. Ahora, cosas del fútbol, el equipo alicantino está en boca de todos por haber logrado la primera victoria de un equipo visitante en el Camp Nou en Liga en 16 meses. 
Jorge Ramírez Orsikowsky

Hablar del Hércules es hablar de Enrique I de Alicante. Así se conoce al propietario del club alicantino, y la razón salta a la vista. Es el empresario más poderoso de la ciudad en el sector de la construcción y la promoción inmobiliaria, donde últimamente ha conseguido que salga adelante el Plan Rabasa, el más importante en la historia de la ciudad, que contempla la construcción de más de 13.500 viviendas. Además, Enrique Ortiz es el máximo accionista del Hércules, al que compró cuando estaba en números rojos y lo ha devuelto a la Primera División.

Pero no es oro todo lo que reluce detrás de Enrique Ortiz, al menos para la Fiscalía Anticorrupción. Su nombre aparece en el caso Gürtel sobre la supuesta financiación ilegal del Partido Popular, aunque no está imputado. Entre 2005 y 2008, sus empresas recibieron contratos de la Generalitat Valenciana por valor de 205 millones de euros, según la investigación, a cambio de pagar algunas facturas del PP valenciano. Pero peor le va al dueño del Hércules en elcaso Brugal. Su posible implicación en un caso de adjudicación irregular de un contrato de basuras con el Ayuntamiento de Orihuela llevó a la policía a grabar sus llamadas teléfonicas y a registrar su domicilio, sus oficinas y su yate. Incluso Ortiz fue detenido durante unas horas para prestar declaración, y está imputado por delitos de cohecho, fraude y tráfico de influencias.

Supuesta compra del portero del Córdoba

Esas escuchas telefónicas llevaron al Hércules a la primera plana porque según El País, que destapó el caso, en ellas el dueño del Hércules intenta comprar a cuatro rivales de su equipo, que peleaba por subir a Primera. Intentó sobornar a Salamanca, Girona y Recreativo de Huelva, y también al Córdoba. Contra este club jugó el equipo alicantino en la trigésimo sexta jornada de Segunda, y en las escuchas se oye, al parecer, cómo Ortiz da instrucciones a una persona no identificaba para amañar el partido. El Córdoba, siempre según esta fuente, desechó una oferta de 300.000 euros para toda la plantilla por dejarse ganar. Después, el máximo accionista habría ofrecido 25.000 euros al portero del equipo andaluz, Raúl Navas, por cada gol que recibiese y éste la habría aceptado. El Hércules ganó 4-0 y el primer gol levantó sospechas por la actuación del guardameta.

Raúl Navas siempre ha negado que se dejase comprar y otro implicado en ese supuesto amaño, el jugador del Hércules Tote, que habría hecho de intermediario, también ha dicho por activa y por pasiva que no hubo fraude alguno. Ese supuesto amaño de partidos ha sido archivado por el juez "porque los hechos no son constitutivos de delito".  La compra de partidos no es un delito penal, aunque lo será desde el 22 de diciembre, con la reforma del Código Penal. Fuese verdad que compró partidos o no, el Hércules está en Primera, pero la sombra de la sospecha le acompaña desde entonces.

Ahora, por fin, el Hércules es noticia por una hazaña deportiva. Ha vencido en el Camp Nou con un equipo renovado por 4,6 millones de euros, con muchos jugadores que han llegado a coste cero como el veteranísimo delantero francés Trezeguet o el holandés Drenthe, cedido por el Real Madrid, y con un único fichaje de postín, el ariete paraguayo Valdez, que marcó los dos goles del encuentro. Nadie había tumbado al Barcelona de Pep Guardiola en su feudo en el campeonato doméstico en los últimos 16 meses, y lo ha hecho un club modesto que llegaba como víctima propiciatoria, pero que hizo honor a su nombre para llevarse los tres puntos ante el vigente campeón. Una vez lograda la machada, el Hércules espera que sólo se hable de él por lo que consigue en los terrenos de juego y no por salir en las noticias en medio de tramas corruptas y asuntos más o menos sucios.

 

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