El Sevilla se alió con Bela Guttmann para levantar la 'Tercera' Europa League y continuar la maldición

    • El equipo portugués sumó su octava final europea consecutiva sin lograr la victoria desde que su exentrenador los maldijera.
    • Beto lo aprovechó para parar dos penaltis decisivos en la tanda de penaltis y Gameiro para anotar el decisivo que lleva a los andaluces a la gloria.

Bela Guttmann, rodeado de periodistas en White Hart Lane, en la víspera del partido entre Tottenham y Benfica
Bela Guttmann, rodeado de periodistas en White Hart Lane, en la víspera del partido entre Tottenham y Benfica
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El Benfica había perdido las últimas siete finales antes de medirse al Sevilla en Turín. Algunos creen, otros no, pero lo cierto es que todo se ha vuelto a cumplir a rajatabla. Final europea para el Benfica y derrota dolorosa. Desde que Bela Guttmann maldijera a su exequipo, no han vuelto a ganar un título europeo. Beto lo aprovechó para parar dos penaltis decisivos en la tanda de penaltis y Gameiro para anotar el decisivo que lleva a los andaluces a la gloria. La historia es la siguiente:

Nos situamos en los días previos a la final de la Copa de Europa de 1990, que se disputó el 23 de mayo en el Praterstadion de Viena. Un mito del fútbol se arrodilla ante una de las muchas lápidas de uno de los cementerios de la capital austríaca. Coloca un ramo de flores y se aleja cabizbajo aunque con mirada esperanzadora. Hasta entonces, las oraciones anuales de miles de seguidores del Benfica de nada habían servido para detener la maldición pero quizá la suya, por ser quien era, sí podría conseguirlo.

Pero no, por supuesto que no. Las maldiciones no entienden de mitos. Lo único que perdió el gran Eusébio da Silva Ferreira, más conocido como Eusébio, aquella tarde fue un poco de su tiempo y las monedas que gastó en el ramo de flores. A cambio no obtuvo nada, el juramento del inquilino de la lápida seguía vigente.

Por supuesto, quien yacía, y aún lo hace, bajo aquel cementerio no era otro que el díscolo, polémico y adelantado a su tiempo Bela Guttmann. Este entrenador de origen austrohúngaro, licenciado en psicología y profesor de baile (como lo fueron sus padres) fue quien llevó al Benfica a lo más alto del fútbol mundial y quien, con una simple frase, le hundió durante más de medio siglo.

Llegó al club en la temporada 59/60, un año después de que en su primer año en Portugal ganara la Liga con el Oporto. El objetivo era claro, debía convertir al Benfica en el equipo más poderoso del país. Para ello, remodeló el equipo de abajo a arriba.Fichajes coloniales

Lo primero que hizo fue fichar jóvenes jugadores provenientes de las colonias portuguesas de la época. Mozambique fue la mina de oro de Guttmann. De allí sacó al portero Costa Pereira y a tres jugadores de campo: Arnaldo, Coluna y Eusébio (éste último llegó en la segunda temporada del austrohúngaro en el banquillo). Era jugadores fuertes, rápidos y con gran calidad.

Además, inspirado por Gustav Sebes -entrenador de los 'Magiares mágicos', aquella selección de Hungría que goleó por dos veces a Inglaterra entre 1953 y 1954 y a la que solo Alemania Federal le separó de ser campeona del mundo en la final del año 54 en Berna. Lo novedoso de aquel conjunto era la táctica: 4-2-4, algo que revolucionó el mundo del fútbol.

Guttmann introdujo dicho sistema en Portugal, logrando grandes éxitos. En los dos años que estuvo al frente del Benfica alzó una Liga y dos Copas de Europa. Curiosamente las dos 'Orejonas' las ganó ante equipos españoles en la final. En la 60/61 el Barcelona perdió ante las 'águilas' en la denominada 'final de los palos', en la que los azulgrana golpearon cuatro veces unos maderos que aún eran cuadrados y que se dice, se cambiaron a partir de aquel partido. Al año siguiente fue el Madrid el que perdió el último partido, por un contundente 5-3.

Con aquellos resultados se lograba el objetivo de convertir al Benfica en una potencia futbolística a nivel europeo. Sin embargo, la gloria llegó a su fin en el verano de 1962. Guttmann pidió un aumento de sueldo tras los éxitos de los dos años. Sin embargo, el club no se lo concedió, dando comienzo a una serie de enfrentamientos entre entrenador y directiva en la que nadie dio su brazo a torcer. El fuerte carácter y las peculiares formas de Guttmann le acabaron costando el puesto; sin embargo al Benfica le acabaría costando mucho más.Comienza la maldición

Sin Guttmann en el banquillo, los portugueses alcanzaron la final de la Copa de Europa por tercera vez consecutiva en la 62/63. Aquella fue la primera de las cinco finales europeas que alcanzó y perdió el conjunto desde que el entrenador austrohúngaro abandonara el club.

En Copa de Europa el Milan en 1963, el Inter en 1965, el Manchester United en 1968, el PSV en 1988 y, de nuevo, el Milan en 1990 salieron vencedores en la final ante el Benfica. Además en la UEFA (ahora Europa League), el Benfica perdió la final del año 83 ante el Anderlecht tras caer derrotado por 1-0 en la ida y empatar a uno en Da Luz, la de la 2012/13 ante el Chelsea y la última ante el Sevilla.

Así se cumplía la famosa maldición que lanzó Guttmann cuando tuvo que abandonar el Benfica: "sin mí, el Benfica no volverá a ganar una Copa de Europa en cien años". Con el paso de los años, aquella frase ha perseguido al equipo y ha pesado como una losa sobre todos y cada uno de los jugadores que han disputado un partido en competición internacional con la camiseta roja del conjunto lisboeta.

Ni siquiera las oraciones de los fieles y las clemencias de estrellas del pasado han detenido una maldición que, pese a que se sigue recordando como parte de una rabieta y se sigue viendo como una fantasía, lo cierto es que de momento se ha cumplido.

El Sevilla ha sido el último equipo que ha cumplido con la maldición y ha dejado al equipo luso con la miel en los labios. Esta vez ha sido incluso más doloroso que la final ante el PSV o el Chelsea del año pasado, cuando perdieron en el minuto 92. El Benfica ha dominado la final de Europa League ante el equipo español, ha tenido más ocasiones y ha sido mejor. Pero el gol de Gameiro desde el punto fatítico ha vuelto a hundir al Benfica.Ni una estatua rompe la racha

El Benfica levantó en febrero de 2014 una estatua de dos metros dedicada al hombre que les maldijo. Rui Gomes da Silva, vicepresidente del Benfica y exministro portugués, aseguró en la inauguración de la estatua a Bela Guttmann que "no se trata de exorcizar a ni nadie, sino de hacer el homenaje debido" al extécnico.

El Benfica de esta forma trató de congraciarse con Bela Guttmann, un judío húngaro, que tiene un vacío en su biografía, ya que nada se sabe de él entre 1939 y 1945, durante la Segunda Guerra Mundial.

Los aficionados del Bentica tienen que mirar el lado optimista e ilusionante, siempre y cuando sean pacientes, claro. A su equipo ya sólo le quedan 48 años para poder ser de nuevo campeón de Europa.

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