El Zaragoza culmina su coqueteo con el descenso tras cuatro años de intentos

  • Después de cuatro años de intentos, el Real Zaragoza culminó su peligroso coqueteo con el descenso a Segunda división en la única temporada en la que invirtió su trayectoria deportiva yendo de más a menos y en la que no supo encontrar los remedios precisos para saber cómo poner freno a su deterioro.

José Luis Sorolla

Zaragoza, 3 jun.- Después de cuatro años de intentos, el Real Zaragoza culminó su peligroso coqueteo con el descenso a Segunda división en la única temporada en la que invirtió su trayectoria deportiva yendo de más a menos y en la que no supo encontrar los remedios precisos para saber cómo poner freno a su deterioro.

Con tres milagros consecutivos a sus espaldas, cada uno de ellos más extraordinario que el anterior, cuando el equipo aragonés se dio cuenta de que iba a necesitar un cuarto el tiempo de reacción ya lo había consumido.

Al contrario de lo que le había sucedido en las tres anteriores temporadas, en las que al llegar al cambio de año ya sabía que iba a ser necesario alcanzar un extraordinario rendimiento para poner remedio a su situación, esta campaña se comió los turrones navideños con la felicidad pensar que tenía los deberes hechos, algo que el paso del tiempo se encargó de recordarle que estaba demasiado lejos de la realidad.

El atracón zaragocista en nochevieja debió ser tremendo, porque regresó transformado de las minivacaciones invernales y a partir de ahí no fue capaz de encontrar algún remedio paliativo para sus cada vez mayores achaques.

El gran problema para el equipo aragonés es que firmó un buen año 2012, en su primera mitad consumó una milagrosa permanencia sumando 33 puntos y en la segunda vivió con la placidez de ir acumulando puntos y llegar al parón navideño con los deberes, que el entrenador Manolo Jiménez le había encomendado, hechos. Lo que no parecieron entender es que la temporada futbolística va de julio a agosto y no de enero a diciembre.

Quince jornadas consecutivas sin ganar en un lamentable comienzo de 2013 fueron lastrando a un equipo que no tenía la suficiente capacidad futbolística para resolver sus problemas y al que en la mayoría de las ocasiones que logró resultados positivos fue gracias a su despliegue físico.

Sin embargo, el bajo nivel competitivo en la zona baja de la clasificación y los siete puntos de ventaja con los que entró en el nuevo año le permitió autoengañarse, a pesar de que con sus continuas derrotas edulcoradas con esporádicos empates evitaban, una y otra vez, traspasar la línea roja del descenso. No lo hizo hasta mediado el mes de abril en la jornada 31, cuando todavía no sabía lo que era ganar en 2013.

Una temporada en la que la permanencia ha estado tan barata que tan solo han sido necesarios 37 puntos acumulados por el Celta para conseguirla, los aragoneses sumaron únicamente 12 en la segunda vuelta para un total de 34.

Los dos triunfos consecutivos frente a Mallorca y Rayo Vallecano, encadenado al empate contra el Levante a tres jornadas del final, supusieron para los maños un excelente balón de oxígeno que le dieron impulso para seguir vivo, salir del descenso en el que se había metido e incluso depender de él mismo. Un 'rosco' en los tres últimos encuentros fueron el impulso necesario para terminar de hundir a los zaragocistas en el pozo del infierno.

Ahora la tarea de volver a la elite futbolística se presenta de un gran calado para los blanquillos. En sus tres últimos descensos a la categoría de plata (1977-78, 2002-03 y 2008-09) ha sido capaz de poner remedio a sus males en tan solo una campaña, pero con una plantilla que deberá reestructurar en un porcentaje demasiado elevado el nivel de acierto deberá rozar la perfección para poder repetir el éxito de hacerlo en un solo año.

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