La importancia del portero y el delantero que ha de marcar goles la conocen todos los que juegna al fútbol, ya sea a nivel profesional o aficionado. No hay más que recordar lo que todos los futboleros han hecho alguna vez al echar equipos a pies o dedos. Pillar al mejor portero era vital para quitarse el marrón de tener que ponerse, y si encima podías pillar a un amigo que garantizase goles, mejor que mejor.
En el Espanyol – Athletic, Christian Álvarez y Sergio García han corroborado esto. El portero argentino del equipo blanquiazul estuvo sensacional. Paró todo lo parable y parte de lo que parecía imparable. Sólo Fernando Llorente pudo batirle en un saque de esquina, aunque el fallo fue de uno de los defensores, que debajo del larguero, cubriendo un palo, no acertó a despejar el balón.
Los leones se toparon una y otra vez con Christian Álvarez, y también sufrieron el acierto de Sergio García. El delantero marcó los dos goles del Espanyol. En el primero, le robó la cartera a uno de los defensas del Athletic, Íñigo Pérez, que se centró en la pelota y no en quién entraba a su espalda y sólo pudo mirar como el atacante remataba de cabeza. En el segundo gol, Sergio se aprovechó de un fallo garrafal de Gorka Iraizoz, que no atrapó el balón y no pudo evitar el segundo gol local en su posterior estirada a la desesperada.
Tras ver este partido, parece claro que, de pequeños, seguro que muchas veces Christian Álvarez y Sergio García fueron elegidos de los primeros por sus amigos. En la actualidad, el Espanyol sabe que tiene una vida extra al contar con estos dos jugadores, muy buenos en lo suyo, en dos posiciones vitales para lograr grandes cosas en un campeonato como la Liga.
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