Eton Dorney, el lago donde David Cal subió al Olimpo

  • Después de inscribir su nombre en el palmarés de Atenas y Pekín, David Cal ascendió al Olimpo del deporte español en el lago Dorney, un entorno totalmente natural donde consiguió su quinta medalla en unos Juegos.

Dani Bosque

Eton Dorney (Reino Unido), 8 ago.- Después de inscribir su nombre en el palmarés de Atenas y Pekín, David Cal ascendió al Olimpo del deporte español en el lago Dorney, un entorno totalmente natural donde consiguió su quinta medalla en unos Juegos.

Lejos de los recintos prefabricados de 2004 y 2008, el centro de Eton Dorney parecía el lugar adecuado para que Cal remara hacia la historia: un entorno natural y tranquilo en medio de la campiña inglesa y alejado del bullicio habitual de Londres; ideal para un héroe del deporte que prefiere vivir ajeno a ello.

Situado a casi una hora y media en coche del centro de la capital británica, el lago presentaba hoy un aspecto inusual lleno de aficionados, muchos con banderas españolas, que llegaron a primera hora de la mañana para ver cómo Cal inscribía su nombre en letras de oro en la historia del deporte.

Con el cielo encapotado, el ambiente húmedo y una leve brisa que refrescaba la temperatura, el palista español se subió a su canoa sintiéndose casi como en su Galicia natal.

Comparado con el sofocante clima de Pekín o el verano mediterráneo de Atenas, Eton Dorney se asemeja bastante a los parajes de Pontevedra donde Cal lleva entrenando desde los catorce años.

El lago se erige en medio de una vasta pradera verde donde, a excepción de las instalaciones del centro y de las casetas montadas especialmente para los Juegos Olímpicos, apenas se vislumbra señal de vida.

Además, la inestabilidad del verano inglés, en el que se puede pasar de la lluvia al sol y del frío al calor en solo diez minutos, le confiere un aire misterioso y enigmático tan característico de muchas zonas de Galicia.

Sin embargo, eso no fue suficiente para Cal que se enclaustró durante once semanas en la pequeña localidad de Cervo (Lugo), donde junto con su entrenador, Suso Morlán, compañero inseparable en todos sus éxitos, recrearon a diario las condiciones meteorológicas que existían en Dorney.

Una dura preparación que le permitió sentirse aun más como en casa cuando esta mañana subió a su canoa y, tras un inicio que sembró las dudas entre los aficionados españoles que rompían la calma del lago con sus ánimos, remar hacia la que será seguramente su último gran éxito.

Con esta medalla y en el 'gallego' paisaje de Eton Dorney, David Cal se ganó por méritos propios una plaza en el Olimpo del deporte español y en el del piragüismo.

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