Eufemiano Fuentes, el ginecólogo que dopaba a los deportistas

Eufemiano Fuentes es una de las principales figuras del deporte español de los últimos veinte años. Siempre vinculado al deporte, de joven fue un mediocre atleta de 400 metros vallas. Se licenció medicina por la Universidad de Navarra con las mejores notas de su carrera

Se especializa en ginecología para más tarde dedicarse a la medicina deportiva. Centrado desde sus comienzos en el ciclismo, la mayor parte de su carrera, sus consejos, preparaciones y cuidados también han pasado por el atletismo, el fútbol y otros deportes, dentro y fuera de las fronteras españolas.

Comienza su carrera como médico de la federación española de atletismo a mediados de los años ochenta, donde tiene su primer escándalo ligado al dopaje: el positivo de su esposa, la atleta Cristina Pérez, que propicia su retirada y cuya causa acaba siendo sobreseída.

El propio Eufemiano salió a la luz para defender la carrera de su esposa, que por aquél entonces poseía el record de España de 400 metros vallas: "Hemos estado años aguantando, y cuando ves que no logras desmentir lo que constantemente tienes que oír y leer, llegas a la conclusión de que vida sólo hay una y es mejor pasar por ella lo más tranquilamente posible. Cristina ha dedicado muchos años de su vida al atletismo y después de haber conseguido ser alguien, no sólo no se lo reconocen, sino que recibe bofetadas por ello".

Tras este escándalo, deja el atletismo y, sin solución de continuidad, da el salto al ciclismo, al que se incorpora en 1989 en el extinto Orbea. A partir de ahí pasa por los equipos Once, Vitalicio y Kelme.

Su relación con el mundo del deporte alcanza otras disciplinas, pues en fútbol llega a estar en la nómina de Elche y Las Palmas.

Según cuenta ElPaís, Eufemiano era adepto a las transfusiones sanguíneas en sus inicios. En una de las contrarrelojes decisivas de la Vuelta a España del año 91, que se iba a disputar en Mallorca, declara a un grupo de periodistas, “aquí va la clave de la Vuelta”, mientras señala una nevara que se encuentra a su lado. Melchor Mauri ganó la vuelta ese año.

Luego llega al Kelme, dónde bajo su gestión, Roberto Heras gana una Vuelta a España, Escartín queda tercero en el Tour y Aitor González gana la Vuelta del año 2002. Botero dio positivo en 1999 por testosterona, pero se alegó que se debía a que su organismo lo producía de manera natural y su causa fue sobreseída. Un año después, Oscar Sevilla fue suspendido por Cafeína.

En 2001, se ve envuelto en un proceso judicial, del que sale absuelto. Pese a que se publican unas conversaciones con el ciclista Ángel Casero, vencedor de la Vuelta ciclista a España, que inducían a pensar en la utilización de productos prohibidos, su uso no se pudo probar nunca.

Compagina su trabajo en el Kelme con el fútbol. En un partido de Las Palmas se le acusó de inyectar en el descanso a los futbolistas sustancias que luego no se investigaron: “No me considero un delincuente, ni un criminal. No tengo la culpa de que otros no logren mis éxitos. Mis éxitos se deben a que estoy a la vanguardia de los últimos avances de la medicina deportiva”, señaló en varias ocasiones de su carrera.

Se destapa la Operación Puerto

La Operación Puerto es su mayor escándalo, donde se le incautan 185 bolsas de sangre y 39 bolsas de plasma, así como esteroides, anabolizantes, corticoides y distintas hormonas.

A Eufemiano se le relacionó con los equipos Kelme y Liberty. El escándalo crece al confirmar públicamente a Le Monde, que los ciclistas apenas suponían una parte de su cartera de clientes, que incluía a futbolistas, tenistas y atletas.

Sale libre ya que la legislación española vigente en ese momento no contempla el dopaje como un delito penal y se decreta que el material incautado no supone un delito contra la salud pública.

Ahora vuelve a escena tras ser detenido en el marco de la Operación Galgo, donde están implicados atletas de la talla de la palentina Marta Domínguez.