Adi Rami cogió el dicho popular que dice que "la mejor defensa es un buen ataque" y lo transformó en algo parecido a "el mejor atacante es un defensa". El central francés del Valencia marcó dos goles en dos minutos en sendas jugadas a balón parado y demostró que domina las claves del fútbol.
La primera, la de que lo mejor para hacer daño a una defensa con fama de sólida como la del AZ Alkmaar es aparecer por sorpresa. Lo hizo en el primer gol, cuando se adelantó al portero del equipo holandés y remató de cabeza un centro medido de Sofiane Feghouli.
La segunda, la de la colocación. El francés se situó en el segundo palo en otra jugada de estrategia del Valencia. Roberto Soldado peinó el balón en el primer palo y Rami remató la jugada en el segundo. Sorprende que estuviera libre de marca después de haber conseguido el primer gol, pero los despistes defensivos son inexplicables.
El Valencia pudo sentenciar el partido y la eliminatoria en la primera parte, pero falló más de la cuenta, algo que le está sucediendo a menudo al equipo de Unay Emery, que no remata los partidos y luego ve cómo los rivales empatan o dan la vuelta al marcador.
Ya en la segunda parte sería el lateral izquierdo Jordi Alba el que lograse el 3-0 que sentenciaba el partido porque el AZ Alkmaar parecía noqueado, y más que lo estuvo con el 4-0 marcado por Pablo Hernández. Toma aire el equipo español y con él su entrenador, Unai Emery. Llegar a las semifinales de la Europa League es una gesta y hay un tiro a tiro. Esto debería bastarle a Mestalla para enterrar el hacha de guerra.
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