No ha podido empezar de manera más atractiva el Gran Premio de Bahréin en el circuito de Shakir. Sebastian Vettel y Fernando Alonso se han enzarzado en una pelea épica, a la altura de otros duelos de pasado entre otros campeones del mundo. Aunque solo ha durado un par de vueltas, el alemán y el español se han enfrentado, por fin, sobre la pista.
Y lo han hecho además, en circunstancias de igualdad y de normalidad. Ambos salían juntos en parrila de salida, con los mismos neumáticos y la misma carga de gasolina. Y los dos necesitaban ganar la posición para poder cumplir con la estrategia prevista para la carrera.
Alonso salió bien, como lleva haciendo desde que llegó a la F1. En la primera curva se puso segundo, por delante de un Rosberg que fue el invitado de lujo a la lucha de los campeones. Sin embargo, Vettel se pegó a la estela del Ferrari y un par de curvas después le superó, cruzando la línea de meta en segunda posición.
La segunda vuelta fue similar a la primera, aunque con un añadido: Vettel empezó a atacar a Rosberg. El de Red Bull tenía un ojo puesto en Fernando y otro en su compatriota. Todo esto, aún sin DRS, sistema que se puede usar a partir de la tercera vuelta de cada carrera y que resta resistencia del alerón trasero al aire, haciendo que la velocidad de cada coche aumente.
Por momentos, el duelo recordó a pasados mano a manos entre leyendas del automovilismo como los que protagonizaron Senna y Mansell, Lauda y Hunt o Schumacher y Prost en el pasado.
Al final, Vettel acabó superando a Rosberg en la recta principal, algo que Alonso haría un giro más tarde. Lo que aún no sabía el español es que su DRS se estropearía cinco minutos más tarde, obligándole a pasar por boxes dos veces dando un giro radical a su carrera.
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