Esta noche Bayern de Munich y Borussia Dortmund se disputarán el cetro del fútbol europeo. Sobre el césped de Wembley se enfrentarán dos equipos diferentes, con estilos de juego prácticamente opuestos, presupuestos dispares, plantillas opuestas y filosofías de entender el balompié que poco o nada tienen que ver. Pero además del aspecto deportivo, en Londres se librará una pequeña guerra civil culinaria entre dos de las ciudades más importantes de Alemania.
Por un lado estará el Bayern de Múnich. Para muchos, el gran favorito al título, por la calidad del equipo y por el nivel de juego demostrado durante todo el año. Los muniqueses han arrasado en su país, ganando la liga varias jornadas antes de acabarla y llegando a la final de Copa. Durante todo el año sólo han perdido un partido, en la jornada nueve de liga. Además, han vencido al Borussia de Dortmund en dos de sus cuatro enfrentamientos este año (los otros dos acabaron en empate).
En el otro lado del campo se situará el Borussia Dortmund, un equipo más joven e inexperto pero que ha llegado a la cima del fútbol gracias a un Jurgen Klopp que ha aprovechado al máximo las capacidades de sus futbolistas. Un juego de toque y presión similar al del Barcelona (aunque con un 4-2-3-1 como esquema táctico) donde jugadores como Gundogan, Reus o Götze han asumido con éxito los papeles importantes y donde Lewandowski se ha erigido como hombre-gol, han permitido al equipo amarillo estar a noventa minutos de la gloria europea.
Así de igualada se presenta una final que, más allá del plano deportivo, también se disputará en la cocina. Dortmund y Munich son dos ciudades en las que se pueden obtener dos de los elementos gastronómicos más típicos de Alemania: la cerveza y la carne.
Desde el Ruhr llegarán a Londres miles de aficionados de una ciudad que toma su nombre de una cerveza, la Dortmunder. Aunque en todo el país germano es típica la producción de esta bebida, en Dortmund se encuentra la gran fábrica de una de las cervezas con más éxito tanto en Alemania como en el mundo entero.
Caracterizada por su sabor fuerte y su color pálido, la Dortmunder nació a finales del siglo XIX, después de que varias de las empresas que producían la bebida se asociasen para poder competir contra otras marcas.
Y si desde Dortmund llega la cerveza, desde Munich lo hace la carne. En esta ciudad del sur de Alemania uno se puede alimentar sólo de productos cárnicos durante todo un día. Por la mañana se podría empezar el día con las tradicionales "weißwurst" -salchichas blancas cocidas- para comer unas horas después una "schweinsbraten"-olla de cerdo asado. El día podría acabar con la ingesta de un buen codillo de cerdo, acompañado del típico chucrut. Todo esto sin olvidar el beuscherl, un plato que mezcla corazón, pulmones e hígado y que se puede acompañar de albóndigas.
De ese modo, si ambas aficiones compartieran lo mejor de su cocina, podrían comer y beber productos de la mayor calidad. Sin embargo, hoy sólo pueda quedar uno. Los cerveceros quieren vencer la final y, de paso, crear una pequeña depresión a un Bayern que habría perdido dos finales de Champions League consecutivas. Los muniqueses, por su lado, quieren confirmar su gran año vengando la derrota del año pasado ante el Chelsea en el Allianz Arena.
Dortmund o Bayern, cerveza o carne. En el trono sólo puede sentarse uno. ¿Quién será?
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