Roman Abramovich ha conseguido su primera Champions como dueño del Chelsea después de una enorme inversión de 800 millones de euros realizada desde 2003. Y lo ha logrado en la lotería de los penaltis, la misma que le dejó sin la copa tres años antes en Moscú. El destino le devolvió lo que le quitó entonces.
En 2008, Manchester United y Chelsea también empataron a un gol al final de los 120 minutos de partido. El ahora jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo adelantó a los diablos rojos, y Frank Lampard igualó el marcador, que no se movió en la prórroga. Ya en los penaltis, Cristiano falló el suyo, el tercer lanzamiento del Manchester, pero luego Terry desperdició el suyo, el cuarto de los ingleses. Más tarde, el fallo del francés Nicolas Anelka, que ya no está en el club, sentenció al Chelsea. Terry acabó llorando sobre el césped consciente de la importancia de su fallo.
Ante el Bayern, el Chelsea volvió a fallar un penalti. Fue Juan Mata, que jugó un gran partido, pero tiró mal desde los 11 metros. Sin embargo, Peter Cech paró el disparo de Olic y rozó el de Bastian Schweinsteiger, que acabó dando en el poste. Cuando Didier Drogba marcó el definitivo, el Chelsea era campeón, y Terry era feliz porque por fin podía levantar la Champions. La duda que queda es si hubiera ejecutado un penalti, pero como estaba sancionado por su expulsión en el Camp Nou, nunca se sabrá.
¿Habría lanzado? ¿Se hubiera borrado? Como capitán, es posible que Terry hubiera aceptado de nuevo la responsabilidad de ser uno de los cinco elegidos. Es un futbolista que tiene además mucho carácter, de los que no se arrugan. Sin embargo, los precedentes hubieran invitado a elegir a otro de sus compañeros. Hay fallos que marcan una carrera.
El Chelsea ha conquistado su primera Champions apoyándose en el antifútbol, en el cerrojazo. Repitió la estrategia que le dio éxito en el Camp Nou y acabó desquiciando al Bayern como hizo con el Barcelona. La diosa Fortuna premió al que menos hizo por ganar, pero quizá para compensar lo de 2008 o quizá porque ya había premiado en semifinales al Bayern, que eliminó por penaltis al Real Madrid. Hay que repartir los premios y no abusar de la suerte.
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