Francia busca la "triple corona" en un Europeo muy abierto

  • La selección francesa de balonmano tratará dehacer historia en Austria e intentará convertirse en el primer equipoen encadenar el título olímpico, mundial y continental, un reto en elque intentarán hacer fracasar a los galos, daneses, croatas y polacos,entre otros.
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Aunque si hay un conjunto capacitado para acometer tan titánica misión es el combinado dirigido por Claude Onesta, que cuenta en sus filas con los designados como mejores jugadores del Mundo los dos últimos años, el central Nikola Karabatic y el portero Thierry Omeyer.

No obstante, si algo caracteriza a la selección francesa, por encima de la brillantez de sus individualidades, es su fortaleza como grupo, que encuentra su mejor reflejo en el férreo entramado defensivo liderado por el jugador del Ciudad Real Didiert Dinart.

Una muralla a la que el equipo francés añade un efectivo y variado juego de ataque, gracias a la inteligencia del pivote Bertrand Gille, la potencia del cañonero Daniel Narcisse, la sobriedad del extremo Michael Guigou o la explosividad del joven Luc Abalo.

Mimbres que han permitido a los "bleus" convertirse en la gran referencia del balonmano mundial, como atestigua el hecho de que Francia no ha faltado, como mínimo, a las semifinales de ningún gran campeonato internacional, desde que cayera en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Una regularidad a la que tan sólo puede plantar cara la brillante hoja de servicios de Dinamarca, vigente campeón continental, con sus tres medallas de bronce en los Europeos de Suecia 2002, Eslovenia 2004 y Suiza 2006, además de la tercera plaza conquistada en el Mundial de Alemania 2007 o la cuarta con la que cerró el pasado año la cita universal en Croacia.

Logros que premian la brillantez del juego del conjunto nórdico, el más espectacular y vistoso de todos los equipos, gracias a su imaginativo balonmano de combinación ejecutado a una velocidad endiablada.

Un juego que podría verse lastrado por la lesión del central Jesper Jensen, a quien el seleccionador Ulrik Wilbek confía en poder recuperar para la segunda fase del torneo, lo que dejará el timón del cuadro danés en manos del jugador del Flensburg alemán Thomas Mogesen y Henrik Knudsen.

Pese a todo, el arsenal del equipo nórdico sigue siendo formidable con la presencia del portero Kasper Hvidt, el pivote Michael Knudsen o el joven barcelonista Mikkel Hansen, sin olvidar al incombustible extremo Lars Christiansen, que ya se aproxima a la barrera de los 1.400 goles en su carrera como internacional.

Quien no tendrá problemas con la dirección del juego será Croacia, finalista en el último Europeo y Mundial, que además del genial Ivano Balic, contará con el joven Domagoj Duvnjak, que deberá refrendar en Austria la condición de estrella, que se ganó el año pasado con su eclosión en el Mundial disputado en su país.

De las conexiones de los dos centrales croatas con el siempre efectivo pivote Igor Vori, dependerán en gran medida las opciones de triunfo de los balcánicos, que poco a poco van dando cabida a la generación liderada por los extremos Ivan Cupic y Manuel Strlek o los laterales Jakov Gojun -203 centímetros- y Marko Kopljar -210 centímetros-

Menos novedades presenta la compacta Polonia, bronce en el último Mundial, que finalmente contará con el extremo derecho Mariusz Jurasik, quien inicialmente había renunciado a la cita.

Tal y como ha hecho Pascal Hens, lo que deja a Alemania en manos del central Michael Kraus y el lateral Holger Glandorf, una baja que sitúa a los teutones un escalón por debajo en la lista de favoritos, lo mismo que España, que gana muchos enteros con la inclusión de Sterbik, Islandia, la cada vez más consistente Suecia, o Rusia que espera enmendar sus últimos fracasos.

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