Francia, ¿Un equipo insaciable?

  • Tras encadenar todos los títulos posibles, sólo la propia selección francesa parece en disposición de poner fin al círculo virtuoso que inició hace cuatro años en Pekín, ya que únicamente la falta de estímulos parece capaz de destronar al conjunto galo, cuyo gran objetivo este curso no es el Europeo, sino revalidar el oro olímpico en Londres.

Javier Villanueva

Novi Sad (Serbia), 15 ene.- Tras encadenar todos los títulos posibles, sólo la propia selección francesa parece en disposición de poner fin al círculo virtuoso que inició hace cuatro años en Pekín, ya que únicamente la falta de estímulos parece capaz de destronar al conjunto galo, cuyo gran objetivo este curso no es el Europeo, sino revalidar el oro olímpico en Londres.

Unos Juegos en los que previsiblemente pondrán fin a su carrera internacional piezas básicas en los éxitos del equipo francés como el lateral Jerome Fernández, el pivote Didier Dinart o los hermanos Bertrand y Guillaume Gille, así como el propio técnico Claude Onesta, que se especula que podría dejar la selección tras la cita londinense.

Circunstancia que no se sabe si saciará el hambre de victorias o si por el contrario motivará aún más si cabe a los jugadores más veteranos de los "bleus", conscientes de que podrían estar disfrutando en Serbia de una de sus últimas apariciones en una gran competición internacional.

Una duda, a la que ni tan siquiera quiere dar opción a plantearse, el seleccionador galo, que desde hace tiempo parece tener siempre en mente la durísima transición vivida por Suecia, la gran dominadora del balonmano mundial en la década de los noventa, con la continua entrada de nuevas piezas en el combinado francés.

Incorporaciones como la del lateral derecho Kevynn Nyokas, que debutará en Serbia en un gran torneo internacional, o el extremo Arnaud Bingo, que abandonará el papel casi testimonial que tuvo en el Mundial de Suecia, tras la baja de otro de los llamados a protagonizar el futuro de la selección francesa, Samuel Honrubia, lesionado durante la fase de preparación.

Problemas físicos, en este caso una luxación en el dedo meñique de la mano derecha, que también han estado a punto de impedir la participación en el Europeo de otro de los referentes en los próximos años de la selección francesa, el lateral Izquierdo William Accambray.

El cañonero del Montpellier, pese a sus tan sólo veintitrés años, peleará de igual a igual por la titularidad con otra de las grandes estrellas del conjunto francés, Daniel Narcisse, que tras perderse por lesión el pasado Mundial de Suecia, regresa a una gran competición dispuesto a reivindicar sus galones.

Titularidad que parece segura en el caso de otra de las jóvenes realidades del balonmano francés, el lateral derecho Xabier Barachet, futuro jugador del Atlético de Madrid, que a su contrastada valía como defensor, va añadiendo temporada a temporada más y más recursos ofensivos, que convierten al zurdo del Chambery en un completísimo jugador.

Jugador total que ejemplifica como nadie el central Nikola Karabatic, el mejor balonmanista del mundo, que, a sus veintisiete años, es el encargado de ejercer de hilo conductor entre el glorioso presente del conjunto francés, vigente campeón olímpico, mundial y continental, y su esperanzador futuro.

Un reto que compartirá con el extremo del Atlético de Madrid Luc Abalo y el pivote del Barcelona Cedric Sorhaindo, que llega renqueante a Serbia, y piezas ya clave en los esquemas de Claude Onesta, que tan sólo parece remiso al cambio en la portería, donde Cyril Dumoulin deberá seguir esperando a la retirada de Douda Karaboue para acompañar al indiscutible Thierry Omeyer.

La actuación del guardameta del Kiel alemán volverá a ser decisiva en el papel de la selección francesa en un Campeonato de Europa, en el que más que nunca, el factor psicológico será decisivo, en un Europeo que permitirá saber si el equipo galo es insaciable o no.

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