España se ha acostumbrado a ver las mismas caras en el poder durante décadas. José María Odriozola permanece desde 1989 al frente de la Federación, y desde los Juegos Olímpicos de Pekín "ha tomado una actitud de supervivencia y de agarrarse al cargo a cualquier precio". Así lo ve Jesús Ángel García Bragado, que lleva casi cuatro años luchando por la renovación del poder "por pura higiene".
El veterano marchador, descalificado en los recientes Mundiales de Daegu en la prueba de 50 kilómetros marcha, refleja el hastío de muchos atletas hacia el presidente de la RFEA. Reconoce Bragado que Odriozola ni se molestó en preguntarle acerca de su condición física y anímica para el Mundial, pese a que también ejerce como director técnico. Sobre sus maneras, define al dirigente gallego como "inflexible. Si tú le argumentas pero él considera que no tienes que ir [a un campeonato], pues no vas seleccionado. No da su brazo a torcer y no escucha a nadie".
La situación es grave y son cada vez más las voces críticas que piden una solución. García Bragado cree que solo se podrá actuar tras los Juegos Olímpicos de Londres: "Debemos generar un ambiente positivo de comunicación a pesar de las diferencias, y a partir de ahí generar una catarsis". Entre las medidas a tomar en el futuro, la incorporación de los atletas a la Seguridad Social. "Llevo desde el año 92 vinculado a la Federación y no me ha cotizado ni una peseta", expone el madrileño, que abre la puerta a debatir el modelo de gestión de las becas de la Federación.
Pero Odriozola también ha vivido momentos álgidos, como el brillante 2002 del Europeo de Múnich, en el que España sobresalió: "La selección tenía un gran patrocinador y los atletas tenían un nivel de ingresos altísimo". En 2011, la crisis ha reducido la cuantía de las becas de la Federación a niveles de los años noventa. Bragado, que mantiene su beca del Plan ADO, critica que "cuando hay que hacer recortes, lo más fácil es recortar de las becas de los atletas".
La RFEA dedica un 20 por ciento de su presupuesto a las becas -"Odriozola te diría que es el 25 por ciento y que la Federación se preocupa mucho por sus atletas", matiza Bragado-. En un deporte marcado por la dedicación y el sacrificio, el campeón mundial en Stuttgart 93 reconoce que el programa para el fomento del atletismo en los colegios es "bastante mejorable", y que debe hacer más atractiva la práctica de este deporte desde la base.
Una Asamblea General que no ejerce la crítica
Veterano de guerra, prefiere seguir entrenándose a dirigir sus críticas hacia la Asamblea General de la Federación, "prácticamente manejada y en la que no existe oposición a Odriozola". De 150 miembros, sólo 36 son atletas, según los Estatutos de la RFEA. Sin embargo, para Bragado, "Odriozola la elige a la carta", y las críticas, cada vez menores, siempre conllevan represalias.
José María Odriozola, a sus 72 años, ha pasado un invierno pleno de actividad con la "Operación Galgo". Para el marchador madrileño, residente en Lleida, desorienta la ambigüedad del gallego en la gestión del dopaje: "Toma unas decisiones y ahora toma las contrarias, es muy extraño", explica, al tiempo que deja claro que, "por el bien del atletismo, estas operaciones deberían desaparecer con él".
Igual que el presidente de la Federación cambió después de 2008, en muchos atletas nació un sentimiento de renovación. Bragado, optimista confeso, no esconde que el futuro es negro a corto plazo y emplaza a captar desde la base a nuevos talentos con "nuevas ideas, algo atractivo". En Daegu, España ha vuelto a la oscuridad de los años 80, con una única medalla, el bronce de Natalia Rodríguez en 1.500 metros, y con el mayor escollo posible: "No hay renovación en la élite: ése es el gran problema".
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