Una tuerca, de nuevo una tuerca, ha sido la protagonista del GP de China. El perjudicado esta vez ha sido un Michael Schumacher que ha tenido que abandonar, impotente, una carrera en la que tenía todas las opciones para subir al podium. El alemán paró por primera vez en la vuelta 13 y, a las pocas curvas de salir de boxes, se vio obligado a dejar el coche en el césped del circuito internacional de Shangai al comprobar que la rueda no funcionaba bien.
Al parecer el error podría haber sido de comunicación entre el mecánico que tenía que poner la rueda y el que da la salida al piloto. Una vez que Schumacher se fue de boxes, el mecánico de la rueda intentó avisar de que no saliera pues aún no la tenía bien fijada. El alemán no se detuvo y el mecánico se quedó maldiciendo y golpeando el suelo, sabiendo que las opciones del heptacampeón del mundo de hacer algo en la carrera se iban por la borda.
En el pasado, pilotos como Felipe Massa o el propio Fernando Alonso han tenido que abandonar otras carreras por culpa de la que parece que es la pieza maldita de los últimos tiempos en la F1. Éste es un ejemplo más de como el factor humano sigue siendo imprescindible y puede seguir marcando las diferencias en un deporte en el que se habla cada vez más de tecnología, aerodinámica y mecánica.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios