Cada partido es una final rojiblanca con una doble vertiente: alcanzar al Sevilla en la tercera plaza y escapar de una Real Sociedad que amenaza la Champions. Durante 83 minutos el Atlético se vio en riesgo de perder su puesto Champions pero un cabezazo de Griezmann cambió las tornas. De estrategia, el Atlético acecha al Sevilla, su próximo rival en La Liga.
El Atlético salió enchufado en busca de los tres puntos sabedor del tropiezo del Sevilla frente al Leganés. Carrasco gozó de un cabezazo que rozó el poste y Griezmann merodeó el mano a mano con varios fueras de juego, pero los de Simeone se fueron apagando con el paso de los minutos.
Las faltas laterales de Wakaso, que puso un centro que obligó a Oblak a dar lo mejor de sí para evitar el gol, crearon peligro en la zaga rojiblanca. Además, Pereyra comenzó a hacer de las suyas en la izquierda poniendo un centro en un contragolpe que desbarató Oblak cuando Ramos y Boga estaban preparados para hacer gol.
El Atlético buscaba el contragolpe ante la falta de fluidez. Sin embargo, no parecía la tarde de Griezmann, que desperdició dos de ellos con dos malos controles. El galo pudo adelantar a su equipo con un testarazo en una falta que pasó cerca del poste izquierdo de Ochoa.
Fue así como el Atlético finiquitó una primera mitad muy igualada con más quebraderos de cabeza que alegrías para Simeone. Su equipo estaba partido. Griezmann salva el partido
La segunda parte siguió la tónica de la primera: ida y vuelta y delanteros con la pólvora mojada. Adrián Ramos disparó flojo cuando tenía todo para marcar y el Atlético reaccionó por medio de Carrasco y Griezmann.
El belga protagonizó innumerables disparos desde la frontal del área. Solo uno de ellos fue entre los tres palos y Ochoa respondió con una buena estirada.
La mejor ocasión fue para Griezmann. El número 7 del Atlético recibió en el pico del área, no fue presionado por el rival y disparó al primer palo. Parecía gol pero el cuero se estrelló en el lateral de la red.
Simeone dio entrada a Giménez por Gaitán para poner al uruguayo en el doble pivote y tras unos minutos de duda, el cambio funcionó. Koke, en una posición más adelantada, estrelló su volea en las manos de Ochoa.
El encuentro moría y el Atlético había demostrado tener la pólvora mojada en jugada combinada. Tocaba tirar de estrategia y así llegó el gol. Un córner en corto llevó la pelota al pico del área donde estaba Koke. Este puso el cuero en el segundo palo.
Griezmann apreció solo para cabecear y batir de una vez por todas a Ochoa. La insistencia tuvo premio y permite al Atlético soñar con la tercera plaza. El próximo partido es contra el Sevilla (3º) en el Calderón.
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