Imhoff y una palomita llena de emociones que invadió redes sociales

  • La palomita del wing Juan Imhoff apoyando el cuarto try de los Pumas en la victoria de Argentina contra Irlanda (43-20) de cuartos de final del Mundial invadió las redes sociales y quedará como una de las imágenes del torneo. El back argentino reconoce que al ver la foto no le gustó su actitud sonriente pero se excusa diciendo que le pudieron las emociones.

Algunos vieron un gesto poco deportivo, lanzándose al ingoal sin oposición y con una sonrisa de oreja a oreja, pero el wing lamenta eventuales malentendidos.

"Lo único que pienso de positivo es que si a Argentina y al rugby argentino esto le sirve bienvenido sea, pero si no sirve pido disculpas. No es un ejemplo a tomar. Me invadieron emociones", afirma el wing de 27 años.

"Esa palomita no fue lo más espectacular que tuvo ese partido. Invito a ver el partido nuevamente y que se vea el ejemplo de los ocho forwards", añade.

"No pensé en nada cuando corría al ingoal. O pensé en muchas, que me hicieron reaccionar de esa manera. Dije antes de ese partido que había que controlar las emociones, pero en ese momento había tantas que no pude. Esta bien porque fui yo, pero está muy mal porque hay que tratar de controlar las emociones", explica.

"Se me vinieron a la cabeza los sufrimientos que habíamos tenido durante el mismo. Por eso sonreí, por eso me puse tan contento. Se me mezcló todo y me puse feliz, porque como equipo íbamos a disfrutar de algo muy lindo", amplió.

Juan Imhoff siempre tiene muy presente a su padre, José Luis, que fue tercera línea de los Pumas y también seleccionador, en una familia en que sus tres hermanos, Pedro, Guillermo y Federico, también han pasado por los Duendes de Rosario, el club de toda la familia.

"Hay un frase de mi papá, que creo en cuanto me vea me la va a decir. No busques en los diarios lo que no hiciste en la cancha. Así que trato de buscar mas allá de la foto, que va a quedar para el recuerdo. Lo primero que vi fue el video para tratar de ver los errores que cometí", explica Juan Imhoff.

"El más crítico conmigo mismo soy yo. Y después mi viejo y después mis hermanos. Mi abuela ya no está, pero hasta mi abuela hablaba de rugby. Somos una familia que nos hemos criado así. Esa presión puede salir para cualquier lado, para bien o para mal. He vivido como chico con presiones, en que se me decía: si vas a hacer algo hazlo bien y eso hoy me ha ayudado a manejar mejor la presión", afirma.

Dentro de esa familia, a su tía, que era profesora de historia, el niño Juan Imhoff, con diez años, ya le dijo que un día llegaría a ser un Puma.

"Estos días hablaba con mi tía, que estaba orgullosa porque se acuerda todavía, cuando me hacían estudiar con ella. Nosotros vivíamos en un noveno piso y me mandaban estudiar al cuarto, donde vive ella. Me decía que yo no me concentraba y yo le respondía que para qué me iba a concentrar si yo iba a jugar en los Pumas. Yo no quiero saber historia quiero jugar en los Pumas", explica.

Sus inicios en el rugby no fueron fáciles para Imhoff. "Sufrí cuando mucha gente me puso de lado por un tema físico. Siempre fue muy flaco. Me costó mucho dejar muchas cosas de lado para formar mi físico y estar hoy acá. Me salió, estoy feliz de haberlo hecho y no me arrepiento de nada. No fui un privilegiado, pero es verdad que tuve el don de la velocidad", señala.

Ahora toca pasar página y pensar en la semifinal contra Australia y eventualmente el título. "No pienso en el campeonato, solo en ganarle a Australia. Ni me imagino qué sería ser campeón", concluye.

psr/jt

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