Una Supercopa de España y una Supercopa de Europa. La afición del Barcelona tiene mucho que celebrar en el Camp Nou. A algunos entrenadores no les gustan mucho las celebraciones antes de los partidos porque despistan al equipo y le restan tensión, un doble peligro para este Barça que no para de ganar y de acaparar elogios.
Sin embargo, Guardiola confía en los suyos y en la profesionalidad que siempre han mostrado para plantearse nuevos retos. "Tengo asumido que cuando perdamos no será porque mis jugadores se relajen o empiecen a dejarse llevar, sino porque el rival habrá sido mejor", ha manifestado en la rueda de prensa previa.
La clave es ésa: mantener la ilusión por seguir ganando y no dejarse llevar. Hasta ahora, el Barcelona lo ha logrado. Así ha conseguido ganar 12 títulos de 15 posibles desde que Pep dirige al equipo. Aunque cada vez es más difícil, la plantilla no ha fallado en ese aspecto.
El partido con el Villarreal tiene más trampas que una película de chinos. A la euforia y un posible despiste se unen las numerosas bajas del Barcelona en defensa. Gerard Piqué, Carles Puyol, Maxwell y Adriano Correia están lesionados, y Dani Alves sancionado. Guardiola tendrá que idear una defensa nueva ante un equipo, el submarino amarillo, que sigue siendo peligroso por más que haya perdido a varios jugadores, sobre todo a Santi Cazorla.
A pesar de los muchos rumores, Guiseppe Rossi y Nilmar Honorato Silva siguen en el Villarreal a las órdenes de Juan Carlos Garrido. Los dos atacantes intentarán aprovecharse de las muchas bajas en la defensa rival para amargar el inicio de la defensa del título al Barcelona, que volverá a agarrarse a Lionel Messi, el número 1, el jugador que le ha permitido ganar las dos últimas copas. Con él, las trampas son inservibles.
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