El maldito bíceps femoral, la lesión de moda en el Barcelona, ha sido el causante de que los aficionados azulgranas y al fútbol en general no haya podido disfrutar del juego de Andrés Iniesta durante las tres últimas semanas. Ante el Racing de Santander, el manchego regresó al campo, y lo hizo a lo grande, como si no hubiera estado parado casi un mes.
El primer gol siempre se dice que es el más importante, el que abre el marcador. Pues bien, el papel de Iniesta fue decisivo en esa acción. A los 11 minutos, entró en el área con el balón y se llevó a tres jugadores racinguistas. Las matemáticas no engañan y algún compañero del centrocampista tenía que estar solo. Era Lionel Messi, que recibió el esférico, se metió con habilidad entre la descolocada zaga rival y regateó sin apenas problemas a Toño para marcar.
La lesión de Cesc Fàbregas había dejado al argentino sin su mejor socio, pero Iniesta está preparado para coger el relevo y seguir surtiendo de balones a Messi, que ya lleva 10 goles en la Liga, tres más que el madridista Cristiano Ronaldo, su teórico gran rival por el trofeo del Pichichi. Ya se lo llevó el portugués hace una temporada, pero 'La Pulga' pica ahora más que nunca.
Iniesta contribuyó al buen fútbol azulgrana ante un rival entregado desde que el marcador se movió, convencido de que no iba a poder remontar. A punto estuvo de marcar el pálido y genial futbolista, pero el poste impidió su gol. Eso sí, el rechace lo recogió Messi, ¿quién si no?, para lograr un nuevo tanto. La conexión Iniesta-Messi funciona incluso con el poste de por medio. En el Barcelona tocan madera para que no vuelva a romperse por culpa de una lesión.
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