Isco y Benzema lideran la exhibición del Real Madrid de los cinco dieces en el clásico

    • El Bernabéu los despidió con una atronadora ovación reconociendo el esfuerzo y el talento de ambos.
Isco, durante el clásico
Isco, durante el clásico

El Real Madrid consiguió una de las victorias más convincentes de los últimos tiempos en el clásico ante el Barcelona. Los blancos cuajaron una segunda parte memorable en la que pudieron hacer incluso más sangre. Empezó con el pie cambiado el conjunto de Ancelotti, que tuvo que sobreponerse al tempranero gol de Neymar a los cuatro minutos. Por encima de todos, emergieron las figuras de Isco y Benzema, despedidos con atronadoras ovaciones. En un partido de jugadores, cuajó la decisión del jefe, que no tuvo ataques de entrenador y dio cuerda al Madrid de los cinco dieces, un equipo que se sobrepuso con todo merecimiento al Barcelona sin necesidad de un Cristiano arrollador.

Más que valiente, Ancelotti fue pragmático en la alineación. Simplemente dio cancha a los que habían maravillado en Anfield. Alistó a Kroos, Modric, Isco, James y Benzema y desechó cualquier andamiaje en el centro del campo. La calidad y personalidad que demostraron estos hombres fue sobrecogedora. Aunque en algunos momentos de la primera mitad sufrieron cuando Messi se incrustó detrás de ellos, Kroos y Modric crecieron con el partido y confirieron a los blancos la jerarquía que les llevó al éxito. Modric acertó todos los pases que intentó (41-41) y Kroos sólo falló tres de 58.

Isco y James siguieron en el papel que han adoptado en los últimos tiempos, como cierres de los carriles en la fase defensiva. Cada uno recuperó tres balones. El español se retiró entre una ovación atronadora. Ancelotti lo recibió con un abrazo y un beso en la banda, como el padre que recupera al hijo después de mandarlo a una guerra. "Tengo un equipo con ganas de correr y que ayuda al compañero", reconoció el técnico, sin dar nombres. El gol que terminó de cerrar el partido fue un ejemplo perfecto de esto. Isco corrió cuarenta metros para pelear un balón aparentemente perdido. Su derroche propició el error entre Iniesta y Mascherano.

No es una empresa menor la que acomete Isco en cada partido de altura. Hablamos de la reeducación de un futbolista que nunca en su carrera ha tenido responsabilidades defensivas y siempre le ha sido suficiente con su enorme talento. En la selección Sub 21 y en el Málaga, desempeñó el papel del artista para el que todos trabajan. En el Madrid es él quien tiene que fajarse. Lo ha asumido sin remisión.

Para Ancelotti es un resorte imprescindible para el equilibrio. Este trabajo más oscuro no impide que sea diferencial con el balón. Fue de los hombres que permitieron al Madrid instalarse en campo contrario antes de que se rompiera el partido. "Ahora también podemos aguantar el balón en el otro campo", resumió Ramos. En el Bernabéu siempre han gustado dos tipos de jugadores. Los talentosos y los que se dejan la piel. Isco ahora pertenece a las dos categorías.

Quien también cuenta con la unanimidad de la platea es Benzema, el mejor futbolista del Madrid en la segunda mitad. "Sólo Ibrahimovic puede jugar de espaldas como él. Podría jugar como diez", dijo Ancelotti antes del partido. El francés completó 25 de los 27 pases que intentó, trece de ellos en los últimos tres cuartos de cancha, donde generó dos ocasiones y marcó un gol, el tercero del Madrid. También puso en pie al Bernabéu en una tarde enorme para los blancos. En el clásico, dejaron patente que son un monstruo de dos cabezas. Los mejores a la contra, imparables también en la asociación.

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