La Comisión de Evaluación: los ojos y los oídos de la asamblea del COI

  • La Comisión de Evaluación que examina a las candidatas a organizar los Juegos Olímpicos -la de 2020 hará público su informe el próximo lunes- se convirtió en los ojos y los oídos de la asamblea del COI cuando el organismo internacional prohibió en 2009 las visitas de sus miembros a las ciudades aspirantes.

Madrid, 22 jun.- La Comisión de Evaluación que examina a las candidatas a organizar los Juegos Olímpicos -la de 2020 hará público su informe el próximo lunes- se convirtió en los ojos y los oídos de la asamblea del COI cuando el organismo internacional prohibió en 2009 las visitas de sus miembros a las ciudades aspirantes.

Hasta entonces, la Comisión elaboraba un informe detallado sobre la capacidad de cada candidata, pero todos los votantes habían tenido ocasión de conocer por sí mismos las ciudades, en viajes pagados por las propias candidaturas.

Estas invitaciones, con derecho a acompañante y a todo tipo de atenciones, fueron una puerta abierta a la corrupción, como se comprobó al descubrirse que la candidatura de Salt Lake City (EE.UU.) a los Juegos de Invierno de 2002 había sufragado decenas de viajes, vacaciones, regalos, becas, puestos de trabajo y otras prebendas a miembros del COI y sus familiares.

El 12 de diciembre de 1999 la asamblea olímpica aprobó, con 89 votos a favor y diez en contra, la prohibición total de las visitas de los miembros del COI a las ciudades candidatas, un sistema que estaba en vigor desde 1984.

En su lugar, las aspirantes pasarían un proceso de aceptación de candidaturas, el temido 'corte', para eliminar a las que no cumplieran con unos mínimos. Solo las finalistas recibirían después la visita de una Comisión de Evaluación formada por miembros del COI, representantes de todos los grupos de la 'familia olímpica' y técnicos expertos.

Esta Comisión elaboraría un informe en el que explicaría al resto de miembros qué habían visto y oído en cada ciudad y en qué medida les había gustado.

Las primeras afectadas por el cambio fueron las ciudades interesadas en los Juegos de 2008. Las diez aspirantes (entre ellas Sevilla) quedaron reducidas a cinco: Pekín (luego la ganadora), París, Estambul, Toronto y Osaka. La primera Comisión de Evaluación bajo el nuevo modelo la presidió el holandés Hein Verbruggen.

Según la Carta Olímpica, la función de la Comisión consiste en "estudiar las candidaturas, inspeccionar las sedes y remitir a los miembros del COI un informe por escrito, como muy tarde un mes antes de la fecha de apertura de la Sesión que elegirá la sede de los Juegos".

El Código Ético del organismo subraya que "no habrá visitas de los miembros del COI a las ciudades o de las ciudades a los miembros", pero que en caso de que alguno de estos deba viajar a una ciudad candidata por cualquier motivo "informará con anticipación a la Comisión de Ética del COI".

"La ciudad no puede aprovechar esa ocasión para promocionar su candidatura, ni cubrir ningún gasto relacionado con esa visita, en particular el viaje o el alojamiento", añade el Código.

Aunque el COI ha ido perfeccionando el sistema y ha propiciado un mayor número de encuentros entre las ciudades y los votantes, siempre bajo supervisión, los miembros de la Comisión de Evaluación son los únicos que pisan el terreno sobre el que se construirán los estadios y tienen contacto de primer mano con los organizadores. Por eso su informe se considera, si no determinante para ganar, sí decisivo para no perder.

La Comisión de Evaluación de los Juegos de 2016 que publicará el lunes su informe sobre Estambul, Tokio y Madrid está presidida por el británico Craig Reedie. Hay en ella otros cinco miembros del COI: el francés Guy Drut, el namibio Frank Fredericks, el tailandés Nat Indrapana, la alemana Claudia Bokel y el suizo Patrick Baumann.

A ellos se unieron Eduardo Palomo, presidente del Comité Olímpico de El Salvador; Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Brasileño; el suizo Gilbert Felli, director ejecutivo del COI para los Juegos Olímpicos; y la británica Jacqueline Barrett, directora de relaciones con las ciudades candidatas.

Completaron el grupo cuatro asesores especializados en áreas concretas, uno de ellos en transporte -el italiano Stefano Manelli- uno en medio ambiente -el británico David Stubbs-, otro en infraestructuras -el estadounidense Grant Thomas- y uno más en finanzas -el canadiense John McLaughlin-.

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