París, 18 abr.- El París Saint-Germain y el Lyon afrontan mañana la final de la Copa de la Liga, un trofeo que puede redondear la temporada de dos equipos con ambiciones diferentes y que los de la capital afrontan con el cartel de favoritos.
Para el PSG, este trofeo puede marcar la diferencia con respecto a la temporada pasada, toda vez que el campeonato liguero parece que no se les puede escapar dada la renta que acumulan con respecto a su más inmediato perseguidor, el Mónaco.
Los de Laurent Blanc tienen diez puntos de ventaja con los de Claudio Ranieri a falta de cinco jornadas para el final, por lo que la celebración de la liga es cuestión de tiempo.
Pero al multimillonario proyecto catarí del PSG no le basta con la liga, trofeo que ya ganaron el año pasado con Carlo Ancelotti en el banquillo, que también condujo al equipo hasta los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Blanc necesita sumar más que la pasada temporada para presentar su trabajo como un progreso y en esa tarea solo le queda levantar la Copa de la Liga.
El ambiente se ha enrarecido en el club de la capital tras haber sumado dos derrotas consecutivas en sus dos últimos duelos -contra el Chelsea, que marcó la eliminación de la Liga de Campeones y frente al Lyon en liga- y después de que en todo el resto de la temporada solo hubiese concedido tres.
La temporada casi perfecta que venía firmando el PSG se tambalea en la recta final y una derrota en la final de la Copa de la Liga podría echarlo todo a perder.
De hecho, el entrenador, que tiene una oferta de renovación de la dirección del club desde hace varias semanas, ha preferido retrasar la firma del contrato hasta después del partido de mañana, una decisión interpretada como un signo de que no todo es tan dulce como parecía en el club de la capital.
Por todo ello, y pese a que el PSG ha mostrado un nivel futbolístico mucho mayor que el Lyon a lo largo de la temporada, la Copa de la Liga tiene mucha importancia para los parisienses, que la afrontan sin su estrella, el atacante sueco Zlatan Ibrahimovic, ausente ya en las dos últimas derrotas del equipo.
La final será también un test para comprobar la dependencia del equipo de su delantero estrella y será una nueva reválida para otras estrellas, especialmente para el uruguayo Edison Cavani, el fichaje más caro de la historia del fútbol francés y que no ha dado la cara en los momentos clave cuando Ibra estaba ausente.
Para el Lyon, la Copa de la Liga será la oportunidad de levantar su primer trofeo desde 2012 y reverdecer viejos laureles un tanto languidecidos con la irrupción de las grandes fortunas del golfo y rusas en el fútbol francés.
Tras las siete ligas sumadas al principio del siglo, los lioneses han pasado a una segunda línea y se conforman con algún golpe de efecto, como la Copa de Francia que conquistaron hace dos años.
Las Copas parecen más al alcance de un equipo irregular, quinto en la liga y cuya única puerta de entrada en Europa es la Copa de la Liga.
Ni el hecho de haber derrotado al PSG el pasado sábado en liga le otorga autoridad para afrontar el duelo como favorito. El conjunto de Rémi Garde está condenado a la hazaña de derrotar a un grande en un encuentro determinante, algo que esta temporada no ha sabido hacer.
El Lyon acaba de demostrar que su máximo nivel está lejos de los mejores y fue eliminado en cuartos de final de la Liga Europa por la Juventus de Turín, que le derrotó en los dos duelos.
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