La Planche de todas las promesas

  • Recién llegada al panorama ciclista, La Planche des Belles Filles se ha convertido ya en una cima mítica y para la 101 edición del Tour en la primera gran cita con la alta montaña, termómetro del estado del pelotón que cumplirá mañana diez días de competición.

Luis Miguel Pascual

Mulhouse (Francia), 13 jul.- Recién llegada al panorama ciclista, La Planche des Belles Filles se ha convertido ya en una cima mítica y para la 101 edición del Tour en la primera gran cita con la alta montaña, termómetro del estado del pelotón que cumplirá mañana diez días de competición.

Aunque solo se ha subido una vez en un siglo, aunque es un puerto de primera categoría, el ascenso cumbre de los Vosgos aparece como un lugar clave para la carrera porque alberga la meta de la etapa en vísperas de una jornada de reposo y antes de que lleguen las altas cumbres alpinas y pirenaicas.

Hace dos años, el Tour estrenó esta nueva cima, menos larga que los tradicionales coles alpinos y pirenaicos, pero más explosiva. Chris Froome, atado a la disciplina de su equipo Sky y de Bradley Wiggins, sumó su primer triunfo en el Tour.

A diferencia de entonces, La Planche se ascenderá como guinda de una etapa con cuatro puertos de primera dos de segunda y uno de tercera.

Con Alberto Contador a 2.34 de Vincenzo Nibali en la general, el pulso que mantienen ambos ciclistas puede vivir un capítulo esencial. El español parece presto a atacar en todos los terrenos y La Planche de les Belles Filles se antoja como un campo de batalla ideal para los primeros serios rifirrafes de la carrera, en el día de la fiesta nacional francesa.

Más que sus casi seis kilómetros de ascenso con un desnivel medio del 8,5 %, más que sus rampas finales al 20 %, es el mito que se ha generado en esa montaña lo que le confiere un aura particular y lo que asusta a unos y apasiona a otros.

"Alberto tiene que atacar en todos los sitios que pueda, no le quedan tantas llegadas en alto para recuperar tiempo", analiza el quíntuple ganador del Tour, Bernard Hinault.

El director del Trek, Alain Gallopin, tío de nuevo líder de la carrera, considera que la explosividad del puerto "es perfecta para un ataque de Contador", a quien dirigió en sus años en el Radioshack, pero su corto kilometraje "hacen que sea muy difícil lograr diferencias significativas".

"Para mi es sin duda la etapa reina del Tour", asegura el español Dani Navarro, que recuerda que, antes de ascender La Planche, los ciclistas habrán subido otras tres cotas de primera categoría, dos de segunda y una de tercera, repartidas en los 161,5 kilómetros entre Mulhouse y La Planche des Belles Filles.

"Creo que es la etapa de media montaña más dura de la historia", bromea el director de la carrera, Christian Prudhomme, que se ha obstinado en convertir a los Vosgos en un "tercer macizo" a la altura de Alpes y Pirineos y que, más en serio, la considera "una auténtica etapa montañosa".

Mientras todo el pelotón da por descontado el ataque de Contador, el propietario del equipo del madrileño, el multimillonario ruso Oleg Tinkoff, asegura que "sería demasiado pronto" para hacerse con el amarillo.

"El Tour es muy largo, queda mucho terreno por delante", señala el propietario de la empresa rusa de inversiones, que ha mudado su tradicional carácter impulsivo por una piel de prudente cordero.

Aunque el terreno no sea suficiente para adelantar al italiano, la táctica del madrileño parece destinada a someter a Nibali a una sucesión constantes de ataques que incrementen la tensión sobre sus hombros, que no están habituados a vivir la presión de ser el líder de un Tour, mucho más asfixiante que la que hay en la Vuelta o el Giro.

"Ya lo vimos en la primera etapa de los Vosgos. Aunque solo obtuvo tres segundos, Contador atacó y atacó y esa parece que va a ser su táctica. Así ganaba Hinault, desgastando a sus rivales físicamente, pero también agotándolos psicológicamente", señala Cyrille Guimard, que dirigió al "Tejón" durante muchas temporadas.

Laurent Jalaber, ganador de la Vuelta a España de 1995, no cree que las diferencias sean enormes y recuerda que Nibali también se defiende bien en un puerto como La Planche, donde fue cuarto en 2012 en el único ascenso que se ha hecho durante el Tour.

Algo similar opina el estadounidense Greg Lemond, vencedor de los Tour de Francia de 1986, 1989 y 1990, quien piensa que de La Planche des Belles Filles "seguramente no salga el ganador del Tour, pero sí será un test para saber las fuerzas de cada uno. Y quizá, sí que salga algún perdedor".

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