Las cámaras miraban a Llorente, la grada miraba a Barcelona

  • Ambiente preclásico en el Bernabéu en la visita del Athletic, encabezado por un Llorente que fue el protagonista de las miradas de los medios, pero no de la grada, que ya tiene la mente en Barcelona y el partido de la próxima semana.
Real Madrid v Athletic Bilbao - La Liga
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Chiqui Esteban

La megafonía del Bernabéu tronaba con el 'Nessun Dorma' de Puccini antes de acabar el partido, pero la afición madridista puede dormir más que  tranquila sabiendo que afronta el clásico como líder y con el equipo en plena forma. Pavarotti remataba el aria con un 'Vincerò', y el Madrid le hizo caso.

Las cámaras buscaban al que venía con el cartel de protagonista del partido, Fernando Llorente, por todos los rumores que llenan la prensa anunciando su posible fichaje por el club de Chamartín. Pero el público blanco lo recibió con indiferencia, sus miradas estaban puesta en el Barcelona, como demostraron con sus cánticos y con la sonora pitada que dedicaron al marcador electrónico cuando éste anunció el 0-8 que los culés acababan de endosarle al Almería. Esto ocurría justo después de que el propio Llorente estuviera a punto de amargar el inicio de partido a los merengues con una gran oportunidad que desbarató Pepe.

Pero si las cámaras y la afición tenían algo en común era Mourinho. La televisión buscaba cada reacción suya en la grada y el madridismo le dedicaba cánticos y pancartas: "Ni canalla ni violento, el Bernabéu a muerte con Mourinho", "Adelante Mou, Adelante Madrid" y acusiones de llorica a Preciado y 'forzas' al luso.

El madridismo mima a Mou, pero también a los nuevos fichajes. Los detalles de clase de Özil y Di María eran aplaudidos con fuerza, tanta como los arranques de Cristiano Ronaldo, su gol, y también sus protestas. Hasta que el propio Llorente se encargó de recordale al Bernabéu que él también estaba en el campo. Puso el miedo en el cuerpo en más de una ocasión, hasta que logró marcar en el 39 de la primera parte, dejando las espadas en alto para la segunda mitad. Un penalti a Di María transformado por Sergio Ramos (sí, Sergio Ramos) volvió a encender a la afición mientras Mourinho preguntaba  en voz alta por qué había lanzado el de Camas la pena máxima.

A partir de ese gol el partido se transformó en una fiesta, aún más animada por el golazo de Cristiano Ronaldo de falta en el minuto 17 de la segunda parte. Cada oportunidad se coreaba como si fuera casi un gol. Cada falta del Athletic se pitaba como una afrenta personal a cada aficionado. Pero Mourinho no se olvidó del Barça y empezó a mover el banquillo con el partido en la saca. A los 22 minutos del segundo tiempo, Khedira se retiraba por Lass y el estadio apaludía aún imbuido del ambiente festivo del que se sabe ganador, apenas salpicado por algunos gritos de los Ultra Sur contra el árbitro, el Barcelona y los vascos. Estas quejas contra Undiano Mallenco se volvieron generalizadas por un fuera de juego señalado a Cristiano Ronaldo cuando este se quedaba solo ante Iraizoz.

Si Khedira se llevó la ovación de la grada al abandonar el campo, más aplausos recibieron Higuaín y Benzema en el cambio de cromos en la delantera y Özil cuando dejó su sitio a Granero. La fiesta ya estaba consumada a quince minutos del final y se apludían hasta los fallos de Di María. Mourinho dejaba su sitio en la grada a falta de unos minutos para el final y los Ultra Sur le jaleaban con cánticos. Se perdió los 'Que viva España', el gol anulado a Granero, y el penalti en el descuento que tuvo que repetir Cristiano (con gol en ambas ocasiones) que ponía el 5-1 en el marcador. Pero él, como la grada, ya había acabado este jornada de Liga. La siguiente, el Camp Nou.

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