Los cinco retos de Ancelotti y el Real Madrid ante el Deportivo

El Real Madrid juega, en la cuarta jornada del campeonato, su primera final por la Liga. Parece exagerado decir esto en un partido que se diputa el 20 de septiembre, pero un tropiezo frente al Deportivo, evidentemente no le descartaría matemáticamente del titulo, pero sí supondría un golpe a la estabilidad deportiva del proyecto y se pondría en duda la planificación. El equipo de Ancelotti ha encadenado dos derrotas consecutivas (Real Sociedad y Atlético de Madrid) y una tercera le dejaría con tres puntos de doce posible y pendiente de lo que hagan sus más directos rivales (Atleti y Barça). Hay síntomas de recuperación en el juego del Real Madrid. La goleada contra el Basilea, calificada de facilona nada más acabar el partido y mejor valorada una vez que se vio la respuesta del Barcelona ante el APOEL, hace pensar que la motivación de los jugadores es distinta y van a A Coruña enchufados para no volver a fallar.

El equipo madridista tiene varias asignaturas pendientes que resolver para este encuentro contra el Deportivo. Ancelotti las ha ido señalando después de las derrotas en Anoeta y la del derbi. Si el Real Madrid quiere sacar algo positivo de Riazor tendrá que poner remedio a las siguientes cuestiones:

1- Mejorar en la segundas partes: El entrenador italiano ha sido claro cuando ha reconocido que el equipo sufre un bache en las segundas partes. En Anoeta se adelantó en el marcador, con un 0-2 en media hora, y fue de más a menos. No mantuvo la tensión, bajó la intensidad y dio demasiadas facilidades. La Real Sociedad se fue al descanso con empate a dos y en el segundo periodo fue muy superior hasta ganar 4-2. Lo mismo sucedió en el derbi. El Real Madrid hizo una gran primera parte, pero se desinfló en la segunda y el Atleti sentenció el partido. Puede ser una cuestión física y de actitud, pero lo cierto es que el equipo blanco baja su nivel en los segundo periodos hasta el punto de que solo ha marcado dos goles (Córdoba y Basilea) en este tramo del partido.

2- Concentración e intensidad en las jugadas a balón parado: El Real Madrid se está mostrando vulnerable en este tipo de jugadas. Hay que recordar lo mal que defendió el equipo el primer gol del Atleti tras un saque de esquina de Koke y el remate, solo, de Tiago. Ese balón al primer palo hizo mucho daño a unos jugadores que se despistaron de sus marcas. Lo mismo sucedió en Anoeta, con otros dos goles en saques de esquina. En el encuentro de ida de la Supercopa de España, el Atleti también logró marcar un gol a Casillas en un lanzamiento de córner. Son muchos despistes, además de una falta de agresividad para imponerse en este tipo de acciones.

3- Equilibrio, orden y atención: Ancelotti está formando un nuevo centro del campo con Kroos, Modric y James. A ellos quiere incorporar un jugador más (Bale) para ganar en solidez y vuelve a apostar por un 4-4-2. El Real Madrid se ha partido en dos (seis arriba y cuatro atrás) en varias fases de esta inicio de temporada. Este desequilibrio provoca que le lleguen mucho a Casillas y que los rivales encuentren espacios para hacer daño. El último equipo que se ha aprovechado de ello es el Atleti, con el gol de Turan, que fusiló, solo, a Casillas dentro del área.

4- Actitud competitiva: El Real Madrid visita uno de los campos que más disgustos le ha dado. Riazor ha sido una pesadilla hasta que en la temporada 2009-10 se puso fin a una racha horrible, de diecisiete años sin ganar, con el triunfo del equipo de Pellegrini. Fue el 30 de enero de 2010 y se recuerda por el taconazo de Guti a Benzema y el gol del francés. El equipo de Ancelotti se va a encontrar a un rival que viene de ganar al Eibar en su campo y un escenario con una atmósfera caliente, que presiona y empuja a los chicos de Víctor Fernández.

5- Nuevo examen para Casillas: Va a ser, una vez más, uno de los focos de atención del partido. Ahora le toca jugar como visitante, después de escuchar los pitos en su estadio, y de él se espera que sea decisivo para que el equipo gane y se produzca la reacción. Cualquier fallo puede suponer que se siga alimentando el debate de su titularidad. También es un buen partido para medir el grado de confianza y seguridad que tiene el capitán del equipo blanco.