El Frente Atlético tiene los días contados. La última reyerta con los aficionados del deportivo, que se saldó con una víctima mortal, está haciendo recapacitar a los miembros más veteranos del grupo que ya no abogan por la violencia. Algunos de estos se mostraron atónitos cuando, sobre las 10 de la mañana del domingo, empezaban a circular rumores de que se había producido una guerra entre radicales en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. Algunas de las personas más influyentes en el conocido grupo ultra desconocían que muchos de sus compañeros habían quedado para defender escudo e ideología a base de golpes.
“Al Frente Atlético le quedan dos telediarios. La parte más joven quiere guerra y los veteranos sólo apuestan por defender al equipo. No quieren líos”, relata a este periódico gente cercana a un grupo donde se ha producido una escisión que puede acabar con el Frente. Los jóvenes, que hace unos años escuchaban atentos las proclamas de sus superiores, hoy son el mayor foco de fuerza en las calles. En las gradas todos defienden al unísono al Atlético pero en la calle hay una enorme división. Chicos cercanos a la veintena, estudiantes o en paro, quieren la guerra y las personas con más partidos a sus espaldas buscan la paz. Unos optan por defender el escudo en el campo y otros a base de golpes.
Tal y como sucediera el pasado mes de diciembre con el grupo Ultras Sur, el Frente Atlético puede que esté viviendo sus últimos días en el Calderón. En Concha Espina, las nuevas generaciones se acabaron haciendo con el poder y todo parece indicar que puede ocurrir lo mismo a la orilla del Manzanares. El asesinato de Francisco José Romero Taboada ‘Jimmy’ puede acabar con un grupo donde la violencia se ha impuesto al fútbol.
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