Málaga 0-1 Barcelona: Adriano alumbra a un Barça que gana sin sudar

    • Un gol del lateral brasileño al borde del descanso le bastó al Barcelona para sumar su segunda victoria en Liga.
    • El Málaga, errático en defensa y sin capacidad ofensiva, apenas planteó oposición.

La Rosaleda volvió a ser un estadio talismán para el Barcelona en esta segunda jornada de la Liga BBVA. Los azulgrana, que han ganado los últimos seis encuentros disputados allí (la última vez que no ganaron fue el 25 de marzo de 2006, cuando el partido acabó empate a cero), volvieron a llevarse los tres puntos sin demasiado sufrimiento. La diferencia es que en esta ocasión no necesitó desplegar todo su potencial para poder ganar. La culpa la tiene un Málaga venido a menos, que salió con miedo y demasiado fallón.

Pese a ello, el equipo de Schuster tuvo su ocasión. Una, sólo, eso sí. Ocurrió en el ecuador de la segunda mitad, cuando Roque Santa Cruz regateó a Valdés, cedió atrás para Fabrice que, con sólo dos jugadores del Barça cubriendo la portería, tiró medio desequilibrado al palo. Fue el único momento en el que los miles de aficionados malagueños pudieron gritar '¡uy!'.

Los setenta minutos anteriores y los quince posteriores fue el Barcelona quien dominó. Sin prisas y, a veces, con demasiadas pausas. Cesc -que salió de falso nueve junto a Alexis ante la baja de Messi- e Iniesta sí le daban un aire diferente al equipo cuando controlaban entre líneas. Ambos jugaban cómodos porque Schuster, que intentó copiar el sistema con el que Simeone arrancó un empate en la Supercopa, no les dejó claro a sus pupilos que debían jugar juntos.

Sólo Willy Caballero evitó que el Barça tomara ventaja antes. Hasta seis paradas contabilizó -incluyendo una a bocajarro ante Alexis en la línea del área pequeña- antes de recibir el gol. Fue Adriano quien lo intentó desde el pico derecho del área grande. El brasileño, que salió de lateral derecho, se perfiló para chutar con la zurda y envió el balón a la base del poste largo. Willy lo vio tarde. Su estirada le sirvió para salir en la foto.

El descanso no sirvió de reactivo para el Málaga, que mantuvo su papel de sumiso. Ni siquiera a la contra conseguía llegar hasta un Valdés arrancó a sudar en el minuto noventa, cuando tuvo que detener un cabezazo de Tissone. Fabrice la tuvo, pero la envió al palo. El partido, entre bostezos pese a lo igualado del marcador, acabó sin mayores sobresaltos. Ni Neymar, que jugó su típica media hora, pudo reavivar a su equipo, más con la cabeza en el partido del miércoles ante el Atlético de Madrid.

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