Manny Ramírez inyecta el delirio a los estadios de béisbol dominicanos

  • El regreso al béisbol profesional dominicano del toletero Manny Ramírez con las Águilas Cibaeñas ha causado un gran impacto en la presente temporada pues miles de aficionados acuden a los estadios para verle jugar, conscientes de que están ante una oportunidad única.

Ramón Santos

Santo Domingo, 8 ene.- El regreso al béisbol profesional dominicano del toletero Manny Ramírez con las Águilas Cibaeñas ha causado un gran impacto en la presente temporada pues miles de aficionados acuden a los estadios para verle jugar, conscientes de que están ante una oportunidad única.

Ramírez ha sido uno de los más temibles bateadores de las Grandes Ligas estadounidenses en los últimos 20 años y, según expertos, uno de los mejores en toda la historia del béisbol.

Su paso por las Grandes Ligas así lo atestigua: 555 cuadrangulares, 1.831 carreras empujadas, 1.544 anotadas, 2.574 'hits', 'slugging' de 585 y promedio al bate de .312, tras una carrera de 19 temporadas y 8.244 oportunidades con el madero.

Este jugador, de personalidad excéntrica, acapara todos los flashes cada vez que acude a agotar un turno al plato con su típico bate rosado y sus largas trenzas 'raftas' que prácticamente "expulsan" de su cabeza el casco protector.

El jardinero y bateador designado debutó en la temporada local el 14 de noviembre pasado con un cuadrangular al primer lanzamiento que le sirvió el lanzador Daniel Cabrera ante un atestado y enloquecido estadio Cibao de Santiago (norte), hogar de las Águilas.

Días después de ese estacazo, Ramírez dijo que tenía intenciones de regresar a las Grandes Ligas, pero que por el momento su mayor interés era concentrarse en su trabajo con el conjunto aguilucho, con el que jugó por ocasión anterior en la campaña 1994-1995.

Ramírez, de 40 años, se retiró de las Grandes Ligas tras ser suspendido en 2011 por 100 partidos por violar la política antidopaje de las Grandes Ligas cuando jugaba con los Rays de Tampa Bay.

Sin embargo, y luego de un acuerdo con la MLB, el dominicano cumplió la mitad de la sanción y firmó un contrato de ligar menor con los Atléticos de Oakland, pero decidió abandonar esa organización porque no fue subido al equipo grande.

Manny Ramírez inició su carrera con los Indios de Cleveland, y de ahí pasó a los Medias Rojas de Boston donde alcanzó la cúspide de la fama y la popularidad, y fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 2004 la primera para ese equipo tras 84 años de sequía.

En 2007 también fue figura central del segundo título de los Medias Rojas en tres años.

El bateador fue seleccionado en once ocasiones para el Juego de Estrellas y en nueve oportunidades ganó el Bate de Plata.

Esos números y distinciones se unen a su peculiar forma de jugar al béisbol y su alejamiento de la prensa, a la que en muy contadas ocasiones ha ofrecido declaraciones.

Aunque, en los dos últimos años ha dado señales de haber suavizado esa postura y él mismo ha revelado su abrazo al cristianismo junto a su esposa, la despampanante brasileña Juliana.

"Estoy aquí porque me gusta jugar pelota, me ha gustado la competencia y el equipo de las Águilas", dijo Ramírez en una amplia entrevista sobre accionar en la pelota local que publica hoy el matutino Listín Diario.

Lo cierto es que tanto el poderoso bateador, los aficionados dominicanos y los dueños de equipos, han resultado ganadores con su presencia en los diamantes locales.

"Manny es Manny", reza una popular frase que busca definir el comportamiento único de este singular jugador que en algún momento, a pesar de suspensiones y demás yerbas, deberá ser entronizado en el Salón de la Fama del béisbol de Cooperstown.

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