Sin apenas tiempo de celebrar el título logrado en el Masters 1000 de Montreal, Rafa Nadal llega a Cincinnati dispuesto a alargar su buena racha y firmar un nuevo éxito. La tarea no será nada fácil, ya que, además del cansancio acumulado la semana pasada, el manacorí deberá afrontar un cuadro difícil y tendrá que sobreponerse al peso de la historia y la estadística, que dicen que este último torneo antes del US Open nunca le ha ido muy bien.
Hasta el momento la temporada de Nadal está siendo casi perfecta: 48 victorias en 51 partidos y ocho torneos ganados (un Grand Slam y cuatros Masters 1000). Además, ha vencido en los dos torneos sobre pista dura en los que ha competido -Indian Wells y Montreal. En otras ocasiones ya había llegado a este punto de la temporada con unos guarismo extraordinarios, pero siempre fue Cincinnati el punto de inflexión en el que el balear comenzó a bajar su rendimiento.
Es por ello que este año el actual número tres del mundo llega a Ohio con un triple desafío. En primer lugar, vencer un torneo en el que su mejor resultado es la semifinal, ronda a la que llegó en 2008 y en 2009 (en ambas ocasiones perdió ante Djokovic). Si el próximo domingo Rafa levanta su vigésimosexto título de Masters 1000, se quedará a falta de ganar en Pekín y en París para completar la colección de torneos de maestros.
Por otro lado, Rafa también puede seguir aumentando la brecha en su duelo directo con Roger Federer. De momento el marcador indica un 20-10 favorable al español en sus duelos directos. Eso sí, sobre pista dura, el parcial refleja un empate a seis. Si los pronósticos se cumplen y ambos llegan a cuartos de final, Nadal podría situarse por delante también en esta pequeña rivalidad.
Un tercer desafío alienta a Nadal de cara a Cincinnati. Es el de seguir subiendo puestos en el ránking de la ATP. Con su triunfo en Montreal superó a David Ferrer y volvió a colocarse en la tercera posición. Si repite éxito en Ohio, y Andy Murray no pasa de cuartos de final, el balear se aseguraría el número dos del mundo, puesto que no ocupa desde el 25 de junio de 2012. En caso de que el esocés alcance la penúltima ronda del torneo, Rafa llegaría como tercera mejor raqueta del mundo al US Open.
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