Masters 1000 Cincinnati: un ejemplo más de la manía de llevarse el deporte a donde no hay nada

    • El Lindner Family Tennis Center se encuentra en el suburbio de Mason, alejado de la ciudad y al lado de la autopista.
    • Los circuitos de F1 de Sakhir o de Yeongam y el de Laguna Seca de motociclismo son otros ejemplos de esta extraña decisión de los países de crear espacios deportivos en medio de la nada.
Nicolás Almagro cae ante Grigor Dimitrov en la primera ronda
Nicolás Almagro cae ante Grigor Dimitrov en la primera ronda

Una de las cosas que más en cuenta tiene el Comité Olímpico Internacional para decidir la sede de unos Juegos Olímpicos es que la ciudad no vaya a sufrir el mal de los temidos 'elefantes blancos', es decir, que las grandes y costosas instalaciones se utilicen una vez que acaben los Juegos. Parece, sin embargo, que este punto no afecta a otros deportes, como el tenis, la Fórmula Uno o el Motociclismo.

Y es que en estos tres deportes hay instalaciones situadas en medio de la nada y que apenas son utilizadas durante el resto del año. Uno de los ejemplos más evidentes es el del Lindner Family Tennis Center de Cincinnati, en el que esta semana se disputa el segundo Másters 1000 de tenis tras el parón veraniego.

Este centro deportivo se encuentra situado a las afueras de Mason, en el estado de Ohio. Más en concreto, las pistas se localizan en un suburbio de la ciudad. Para poder llegar hay incluso que recorrer un buen tramo de autopista, lo que evidencia su lejanía respecto al nucleo poblacional.

Sin embargo, este torneo de Cincinnati disimula muy bien sus carencias y se aprovecha de su historia -se lleva celebrando desde hace más de un siglo- y de su posición en el calendario -en el verano- para parecer que está cerca de la ciudad. El hecho de que las gradas estén casi siempre llenas no debe llevar a engaño.

Pero no sólo quien vive en Cincinnati debe viajar durante un rato largo para ver deporte de élite. Aquellos aficionados de Bahrein o de Corea del Sur que desean ver el Gran Premio de Fórmula Uno en su país deben armarse de paciencia para emprendener un largo viaje por carretera para llegar hasta los circuitos. El primero se encuentra en medio del desierto. El segundo, literalmente, en medio de la nada. En un hueco vacío que quedaba en el mapa del país asiático cuando se aprobó la construcción del circuito.

También en las motos pasa algo similar. De nuevo en Estados Unidos. Cada año, pilotos, mecánicos, periodistas y aficionados deben invertir un periodo importante de tiempo en desplazarse desde el circuito hasta la ciudad de Monterey, la más cercana.

Esta semana es el turno de Cincinnati y de los tenistas, quienes deberán armarse de paciencia en los viajes. Probablemente, un año más, ningún espectador por la televisión lo note, pero todas las personas que vea, habrán recorrido unos cuantos kilómetros en coche o bus para poder acudir al estadio. Un pequeño defecto que se quedará en nada si los Djokovic, Nadal o Federer dan un buen espectáculo sobre la pista.

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