Milan - Barcelona: Robinho, el jugador de fuegos artificiales

  • Dentro del cementerio de dinosaurios que es el Milan en los últimos años, Robinho llegó como un fichaje estrella que debía aportar al equipo rossonero calidad, desborde y gol. Por San Siro poco han disfrutado de él, y ante el Barcelona (0-0) demostró, una vez más, que es un jugador de fuegos artificiales: vistoso, pero inofensivo y volátil.
Aitor Amorós

El equipo de Allegri está confeccionado sobre la figura de Ibrahimovic, explotando las virtudes del sueco y facilitando su lucimiento. A su sombra vive Robinho, aprovechando los espacios que genera su compañero para sorprender a los rivales, apurando sus últimos regates en Europa.

El brasileño hizo un partido intrascendente ante el Barcelona. No aportó nada a su equipo. Cuando tenía el balón no eligió nunca la mejor opción: o lo perdía o ponía en complicaciones a sus compañeros. Estuvo fuera del choque, y en ocasiones se alejó de la jugada en lugar de involucrarse. No creo ningún problema al Barcelona.

Robinho llegó a Europa precedido de una gran fama como futbolista habilidoso y punzante. Ahora mismo es un jugador de fuegos artificiales: vistoso a la hora de hacer pedaladas, pero inofensivo y volátil. Una percepción que se hace más evidente si sobre el mismo terreno de juego está Messi.

Allegri decidió sustituirle en la segunda mitad. Él se marchó al banquillo caminando con lentitud, doliéndose del tobillo por un golpe, y ante la indiferencia de San Siro. 

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