El equipo de Allegri está confeccionado sobre la figura de Ibrahimovic, explotando las virtudes del sueco y facilitando su lucimiento. A su sombra vive Robinho, aprovechando los espacios que genera su compañero para sorprender a los rivales, apurando sus últimos regates en Europa.
El brasileño hizo un partido intrascendente ante el Barcelona. No aportó nada a su equipo. Cuando tenía el balón no eligió nunca la mejor opción: o lo perdía o ponía en complicaciones a sus compañeros. Estuvo fuera del choque, y en ocasiones se alejó de la jugada en lugar de involucrarse. No creo ningún problema al Barcelona.
Robinho llegó a Europa precedido de una gran fama como futbolista habilidoso y punzante. Ahora mismo es un jugador de fuegos artificiales: vistoso a la hora de hacer pedaladas, pero inofensivo y volátil. Una percepción que se hace más evidente si sobre el mismo terreno de juego está Messi.
Allegri decidió sustituirle en la segunda mitad. Él se marchó al banquillo caminando con lentitud, doliéndose del tobillo por un golpe, y ante la indiferencia de San Siro.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios