Mourinho, Abidal, Falcao, Abel Resino, Fernando Vázquez y Negredo

Madrid, 1 jun.-

-- JOSÉ MOURINHO

Echó el cierre a su ciclo de tres años en el Real Madrid con una goleada ante el Osasuna, con los jugadores a los que se ha enfrentado en la grada y una discreta despedida al fondo sur del estadio, con la grada dividida y una cosecha gris.

Mourinho ha generado más ruido a su alrededor que fútbol a lo largo de este trienio. También en su último encuentro como técnico blanco. Salió tarde del túnel de vestuarios, con el partido empezado, y un revuelo de periodistas gráficos se propagó a su lado. Apenas salió de su banquillo. Provocó más pitos que aplausos entre el público cada vez que los ultras corearon su nombre y al finalizar el encuentro solo se dirigió a ellos, su único apoyo en este triste final.

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-- ERIC ABIDAL

El defensa francés jugó sus últimos minutos como futbolista del Barcelona, que igualó el récord de cien puntos. El técnico Tito Vilanova, que le dejó al margen del once inicial, le dio la oportunidad de decir adiós al público en el transcurso del partido. Dos personas unidas en la lucha contra el cáncer.

El galo, ejemplo de superación, empeñado en prolongar su actividad profesional, saltó al terreno de juego en el minuto 75, a falta de un cuarto de hora, en lugar de Gerard Piqué. El público le ovacionó largamente y Abidal se marchó con un recuerdo imborrable como futbolista azulgrana. Su deseo era seguir. El del club que trabajase en otro puesto alejado de los campos. Seguirá su carrera en otro club.

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-- RADAMEL FALCAO

El delantero colombiano, acostumbrado a ser el centro de atención por sus goles y su rendimiento en el campo, acaparó los focos al margen, alejado de la competición. Fuera de la convocatoria de Diego Simeone para el partido ante el Zaragoza, Falcao protagonizó un emotivo adiós.

El nuevo delantero del Mónaco lloró en su despedida del Atlético de Madrid. La emoción y las lágrimas apenas le dejaron hablar. Falcao sólo fue capaz de articular unas cuantas frases de agradecimiento al club, a la afición y a sus compañeros. No hubo ocasión a que los periodistas le preguntasen.

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-- ABEL RESINO

Se obró el milagro y el Celta se mantiene en la Liga BBVA. Su gran rival, el Deportivo de la Coruña perdió ante la Real Sociedad y el goce no pudo ser mayor para un aficionado celeste. En el banquillo un técnico que se ha convertido en especialista en salvar a equipos en apuros.

Abel lo hizo con el Levante y el Granada. La sombra de la duda planeaba sobre él cuando muchos le acusaban de no haber mejorado en nada lo que dejó Paco Herrera cuando fue destituido. El fútbol te lleva de la crítica a la admiración en unos minutos. Vigo y Balaidos tiene un nuevo ídolo.

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-- FERNANDO VÁZQUEZ

Es la otra cara de la moneda, un técnico que creyó en el milagro hasta el final y acabó en la orilla. Cogió a un Deportivo de la Coruña herido de muerte, a la deriva, y a base de fe lo situó con la posibilidad de salvarse si ganaba la última jornada. Enfrente la revelación del campeonato. La Real Sociedad fue demasiado rival.

Fernando Vázquez vivió un nuevo disgusto en su carrera. El mayor, descender al equipo de su corazón. Estuvo apartado del fútbol. Sin parar de estudiar mientras esperaba una oportunidad. Cuando el 'Depor' llamó a su puerta en la peor de las situaciones no dudó. Asumió el riesgo. No podía negarse. Por sus resultados se ha ganado ser el técnico que devuelva al conjunto gallego a su sitio natural. Pese al descenso el proyecto del ascenso debe comenzar por él.

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-- ÁLVARO NEGREDO

Era su último día en el Sevilla y vivió un momento único en su carrera. Por primera vez marcó cuatro goles en un partido oficial y dejó abierta la posibilidad al conjunto andaluz de jugar en Europa la próxima jornada si el TAS mantiene las sanciones a Málaga y Rayo Vallecano.

Con la rabia de caerse a última hora de la lista de elegidos de Vicente del Bosque para jugar la Copa Confederaciones con España, Negredo saltó al Sánchez Pizjuán para quitar con cuatro tantos a Roberto Soldado el honor de ser máximo goleador nacional de la Liga. Su carrera debe dar un nuevo salto. En Sevilla cierra un ciclo consagrado como un gran goleador, un rematador letal.